Oscar Lewis acuña el término “cultura de la pobreza” en sus investigaciones antropológicas realizadas en una sociedad marginal de México en los años 6o. También, sobre cómo es reflejada en una sociedad latinoamericana, mostrando una justificación de diversas variables que apoyan su tesis argumentativa para entender cómo es la dinámica en este tipo de población marginal.
En la introducción del libro, Los Hijos de Sánchez, el autor da una definición clara y precisa de la “cultura de la pobreza”, no solamente vista como precariedad económica o ausencia de algo como generalmente se tiene la percepción, sino que se tiene en cuenta un sistema organizado de creencias, comportamientos, estilos de vida que muchas veces son desconocidos o estereotipados por otras esferas sociales.
El estudio de esta cultura vista desde la perspectiva de Lewis abarca todo el espectro del ser humano, pasando de una realidad individual, donde hay cabida para la imaginación y la emoción. Además, resalta aspectos comunes que ayudan a entender como es la dinámica familiar, social y que sirve de base para la intervención apropiada de organismos gubernamentales con el fin de atacar los aspectos más importantes que atañen a la pobreza.
Un predominio a la fatalidad durante el trascurso de la vida; roles definidos en los hombres y mujeres con tendencia al machismo y violencia intrafamiliar; baja escolaridad; poca estabilidad laboral que implica bajos ingresos y que alcanza solamente para el diario; baja expectativa de vida; no tener una vinculación a los servicios de salud y una representación social negativa que tienen de sus gobernantes donde los señalan de corruptos y con tendencia a la riqueza a costa de los pobres, son algunas variables que predominan en la investigación realizada.
Un aspecto importante es ver la marginalidad entendida como un sentimiento de abandono al no pertenecer a nada que se ve reflejado en esquemas cognitivos de inferioridad ante los otros y de desvalorización personal, en algunos casos con pensamientos suicidas desde corta edad. Hay que tener en cuenta que no solamente en esta cultura se presentan estas condiciones, en esferas más “altas” de la sociedad se comparten creencias, actitudes y situaciones que por ende no nos hacen tan diferentes.
En Colombia el estudio de la pobreza se ha enmarcado en datos estadísticos y en una división de la pobreza (monetaria y multidimensional). En la primera se muestra que en el año 2016 la línea de la pobreza en Colombia se enmarcó en $241.673, es decir que los que tengan un ingreso mensual superior a esta cifra no son pobres, pero hay una línea de pobreza extrema fijada en $114.692 que representa el costo mínimo de la canasta familiar. ¿Será que el salario mínimo mensual $737.717 ayuda a satisfacer todas las necesidades básicas de una familia promedio en Colombia?, ¿la línea base de pobreza es una cortina de humo para no incluir a más personas como pobres y que por ende modifiquen los estadísticos presentados?
Según el DANE hubo una disminución de la pobreza multidimensional en 2,4 puntos porcentuales con respecto al año 2015, pero no se encargan de mostrar las causas de dicha disminución, solamente mencionan 15 variables de estudio que son representadas gráficamente y que apoyan dicha disminución de pobreza y que son similares a las nombradas anteriormente pero que carecen de profundidad para poder determinar que hubo cambios. ¿Qué pasa con la percepción que tienen los pobres de dicho cambio?, ¿hay una modificación de costumbres, creencias, actitudes, de acceso a servicios básicos que apoyen dicha disminución de pobreza, para no seguir manteniendo una cultura de la pobreza?
El hecho de nombrar esta investigación puede abrirnos un panorama más extenso para poner de manifiesto la necesidad que hay de disminuir considerablemente este fenómeno Cultural y que se realice un abordaje mucho más profundo para no solamente atacar la punta del iceberg y que esta cultura se siga manteniendo por los siglos de los siglos.