El gobierno delegó al único ministro afro del gabinete, el chocoano Luis Gilberto Murillo, para intentar llegar a un acuerdo con una comunidad desesperada por la pobreza y especialmente por la falta de agua. Sin un acuerdo en la mano regresó a Bogotá al final de la mañana del viernes 19 y el gobierno nacional se desentendió de una protesta que incluía a uno de cada tres habitantes del puerto.
El paro, organizado por los sacerdotes de la Pastoral Social y 67 organizaciones sociales, se desarrollaba con tranquilidad. El sábado estaba programado para ser un día de marchas pacíficas lideradas por Monseñor Eparza, obispo de Buenaventura. Sin embargo el alcalde, sin ninguna gobernabilidad pero con respaldo de la gobernadora Dillian Francisca Toro habría pedido a Bogotá la presencia del Esmad, que viajó desde Bogotá y llegó a las cinco de la tarde con sus agresivos choques a La Delfina y al puente del Piñal. El obispo Eparza hizo circular por redes sociales un mensaje desesperado pidiendo la calma y no enfrentar la agresión de la fuerza pública. Sin embargo la situación se desbordó. Los manifestantes pacíficos terminaron superados por una horda de muchachos ligados a las Bandas Criminales que operan en el puerto y con armas y motos incendiaron la protesta y empezaron los saqueos que convirtieron la noche del viernes en un infierno.
La agresividad llegó a tal punto que tomaron a seis integrantes del Esmad, los desnudaron y se apropiaron del escudo de la policía para humillarlos. El alcalde decretó el toque de queda a las 12 de la noche. Una protesta que pedía unos móviles justos se convirtió en un campo de batalla desvirtuándola y enterrando la ciudad en el caos.
Posted by Michael Andres Cuadro Alvarez on Friday, May 19, 2017
Así llegó el ESMAD por la carretera Cali - Buenaventura ayer.
Asi llega el esmad a arrasar con el pueblo en buenaventura pic.twitter.com/yO3vZRJx1i
— Maritza (@Maritza80929208) May 19, 2017
Así comenzó la intervención hoy