El año pasado tuve la oportunidad de conocer a algunas de las protagonistas de un capitulo negro en la ya oscura y violenta historia de este país, las madres de Soacha. Y aunque en años anteriores por documentales, noticias e infinidad de publicaciones conocía algunas de sus historias, no fue hasta ese día en que cruzando el umbral de una de las puertas del centro de memoria de la ciudad de Bogotá pude descubrir las historias de resistencia y paciencia que estas mujeres de alma y corazón guerrero escondían.
El día 19 de marzo, en este mismo medio salía publicada una noticia que afirmaba que "Las madres de Soacha se enfrentan a Uribe en la corte suprema", y al leer los párrafos donde esta idea se sostenía, podía confirmar que estas mujeres se enfrentaban en una batalla al estilo de David contra Goliath, y que afortunadamente poco a poco ese gigante se vería vencido. Sus vidas después de los sucesos oscuros conocidos como "falsos positivos" se resumían en esa y otras luchas más, y poco a poco estas mujeres y sus familias nos demostraban con su perseverancia, el verdadero significado de luchar por la justicia y la paz.
Estas damas de acero pero de corazón noble han tenido la paciencia de soportar prejuicios, estigmas, persecuciones e injusticias; han tenido la valentía de luchar contra "monstruos grandes y que pisan fuerte" (como reza la mítica canción de Mercedes Sosa) con el fin de conseguir la necesaria y anhelada justicia y han sido ejemplo de resistencia ante las inclemencias del tiempo y la impunidad.
Son entonces ellas, uno de los tantos ejemplos claros que existen de que poco a poco se logrará construir y alcanzar la justicia, y que aunque pisen fuerte y cuantas veces quieran, no es posible alcanzar una paz sin llegar a la verdad, la justicia y la reparación de capítulos tan oscuros como los denominados "falsos positivos".