Si populismo es prometer lo que no se puede hacer, el mejor ejemplo de esa definición lo encontramos en las actuaciones del senador del Centro Democrático Iván Duque, quien en la última semana ha anunciado con bombos y platillos que va a denunciar al Presidente Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional por la ola de violencia en la que se encuentra sumido el vecino país por las protestas opositoras.
El señor Duque como abogado, que dice ser, debe saber que el máximo instrumento jurídico por el que se rige la Corte Penal Internacional es el Estatuto de Roma, el cual estableció expresamente en el artículo 13 que los únicos que pueden formular denuncias ante ese organismo son los Estados parte que han firmado el estatuto a través de los respectivos canales diplomáticos: el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y el Fiscal de la misma Corte, quien puede iniciar casos en forma oficiosa. El Estatuto de Roma no da posibilidad alguna a que los particulares puedan “interponer denuncias”, es más, esa facultad ni siquiera la tienen las ONG, ni las organizaciones internacionales diferentes a Naciones Unidas.
Una denuncia implica que se abra una investigación formal para determinar si se cometió el supuesto delito, lo cual no realiza la Corte Penal Internacional por “denuncias de particulares”. Tampoco ese tribunal conoce de los supuestos “delitos” por los que dice que interpondrá “denuncia”: Asesinato y encarcelamiento. Bien es sabido que la CPI solo actúa frente a crímenes de genocidio, lesa humanidad, crímenes de guerra y agresión internacional, mas no por los tipos penales mencionados por el político bogotano.
Lo que hace Iván Duque es populismo puro y duro, con un fin claro y perverso: distraer a la opinión pública y a los colombianos en general, de cuatro gravísimos escándalos que han tocado a su partido político Centro Democrático y en particular, a su jefe Álvaro Uribe en los últimos días:
1. Su relación con el robo multimillonario de REFICAR, ocurrido durante la presidencia de su jefe político.
2. El escandalo con los sobornos de Odebrecht en los que se ha visto involucrado el excandidato de su colectividad Oscar Iván Zuluaga.
3. El involucramiento de sus copartidarios en el escándalo de la acumulación ilegal de baldíos y; 4. Los autosubsidios que según reveló el fin de semana Noticias Uno, se auto-otorgó el expresidente Uribe junto al prófugo Andrés Felipe Arias durante su mandato, para su finca El Ubérrimo.
Esa estrategia del señor Duque, si bien distrae a la opinión pública, a la par que le genera algunos votos de personas desinformadas no es honesta. El precandidato derechista bien sabe que varias organizaciones de derechos humanos intentaron denunciar a Álvaro Uribe por episodios que van desde las interceptaciones ilegales efectuadas a través del DAS, hasta los asesinatos de civiles llamados “falsos Positivos”, sin que eso hubiera sido posible. ¿Qué le hace pensar que ésta vez la CPI sí va a desconocer su estatuto y le va a aceptar la “denuncia”?
Colombia necesita políticos que independientemente de su orientación política, sean honestos, ya sean de derecha o de izquierda. Este país ya está cansado de las estrategias populistas dirigidas a captar votos y a distraer al ciudadano de a pie de sus problemas cotidianos.
