Ayer fue uno de esos días en el que las imágenes de cadenas de Whatsapp y Facebook con un oso de peluche, piolín o algún arreglo de flores, deseando el feliz día de la madre se hacían virales, y es la segunda vez este año desde el día de la mujer. Hoy seguramente será la tercera, pero con alusión a los maestros. Las imágenes clichés con mensajes motivacionales se convierten entonces en la salida más rápida y sencilla para expresarle a alguien algún tipo de afecto en aras de resaltar su rol en la sociedad y la familia. No me cabe duda de que la mayoría de las personas que ahora leen esto han enviado o recibido este tipo de imágenes y con sonrisa cómplice se preguntarán bueno sí, ¿y qué?
Aunque no acostumbro a felicitar a alguien por el simple hecho de su existencia, hoy pensé en una mujer con quien compartí poco tiempo, pero sí algunos espacios, así que en acto de resistencia a esas parcas, frías y esqueléticas imágenes, decidí reflexionar un poco acerca del por qué quería desearle un “Feliz día” y qué significa eso para ella en estas fechas.
Pensé luego, por qué me nacía felicitarla a ella y no a otra, y me di cuenta que es la viva imagen de la mujer, la madre y la maestra que bien podría representar desde la fuerza de trabajo hasta el potencial intelectual de nuestro país. Y es que, en esos espacios, si de algo pude darme cuenta, es de la infinita voluntad y ganas de hacer las cosas bien con su hija, eso siempre hizo que me llenara de admiración, pues pocas veces he visto una madre tan convencida y tan ilustrada de sus principios de maternidad y de infancia y aún menos las que en verdad ponen en práctica sus construcciones de país en sus hijos.
Claro que también pensé que el hecho que las vea pocas veces no quiere decir que no existan o no haya muchas como ella, toda Colombia está llena de esas mujeres, madres y maestras que día a día trabajan sin descanso desde el anonimato y el amor por sus hijos, en ese intento de emancipación mental, laboral y profesional. No por nada el día de la mujer, de la madre y de la maestra están tan próximos, y es que es sobre la feminidad que se sostienen y se sustentan los valores de una sociedad compacta y unida. Creo que si alguien se merece un feliz día de la madre es ella y a quienes considero representa.
Feminazi, mamerta, gay, satanás o castrochavista son los calificativos para quienes intentan relacionar las luchas sociales de nuestro tiempo. Con las dinámicas cotidianas en las que las mujeres cobran un protagonismo inusual y que generan por parte de algunos sectores, acciones como legislar para darles una silla en el transporte público, y con ello vanagloriarse de ser el héroe masculino que las salvó de su propia masculinidad mal entendida, o el último intento para deslegitimar el concepto de familia y reducirlo a un único modelo, donde se pone en entre dicho el que las madres solteras como la mía, mi abuela y como mi amiga no sean consideradas “aptas” porque no cuentan con una figura masculina que las empodere o que en últimas las limite.
Hoy, de seguro, las mujeres madres maestras volverán a recibir alguna imagen de piolín por parte de sus estudiantes y uno que otro padre de familia, aunque como las del sector publico están en paro quizá se reduzcan los chocolates, pues ¿a quién le cae bien una revoltosa que pelea por su derecho a mejorar sus condiciones de trabajo y por los derechos de sus estudiantes y sus hijos a recibir una mejor educación?
