Aún cuando las ferias de los libros son muy concurridas por la concentraciones y concertaciones de múltiples títulos y autores que exponen sus obras, de mucho interés, resaltando los variables y diversos temas que llaman la atención para efecto de comercialización, se sigue sin leer. Algunos adquieren las obras para guardarlas y mantenerlas impecables, cuando la importancia no está en comprarla y guardarla, sino en leerla, extrayendo el zumo de su contenido e informarse de lo que le gusta e inquieta. También, para esclarecer dudas u orientarse, mejorar los conocimientos, e incrementar, el nivel cultural de asuntos y cosas.
La lectura de libro desvanece por el poco hábito y el desinterés de los operadores educativos, de escuelas y de colegios, de inducir y promover el uso de lecturas, continuas y rutinarias, como sí ocurría en el siglo pasado. En ese entonces, nos ponían de tarea leer entre tres y siete libros por año, todo para que hiciéramos comentarios en resumen y síntesis de las apreciaciones captadas en las lecturas.
La lectura es fascinante y nos deja muchas enseñanzas informativas. Sin embargo, el cambio de la lectura virtual por la física transforma las costumbres de las personas que en vez de abrir un libro incrustan la memoria USB en el sistema para abrir el contenido del título que seleccione. Pero son más las veces que comienzan a leerlo y no lo terminan, esto por falta de dedicación o habito. Una memoria puede contener tantos títulos como el de una biblioteca física, pero si no nos ocupamos y concentramos con las lecturas de poco o nada serviría la memoria.
Las producciones de libros no se estancan, más bien se incrementan, como puede apreciarse en los establecimientos que ofrecen y venden obras editadas. Aún cuando la comercialización no sea exitosa por las bajas ventas originales y las desbordadas piraterías, incontrolada por las autoridades que permiten con su indiferencia que se atente contra los derechos de autores y editores.
La juventud está acostumbrada a la lectura física, adecuándose a las lecturas virtuales, implementadas en los sistemas tecnológicos, que lo caracterizan en la contemporaneidad viviente. El mayor deseo de las personas de antaño eraaprender a leer, escribir y las cuatro operaciones de aritmética: suma, resta, multiplicación y división. Lo cual, era necesario, para salir del analfabetismo, considerando en aquel entonces, no disponía de herramientas sistemáticas, para defenderse y entenderse, con las demás personas y prestar servicios.
Muchas personas que escasamente cursaron primaria, pero se consagraron en la lectura, que le sirvió, para sobresalir en sus actuaciones personales y colectivas, ejerciendo liderazgo y algunos periodismos empíricos. Los periódicos, las revistas, las novelas, tiras cómicas, vaqueros y libros; eran muy apetecidos, para leerlos, aun cuando fuera prestado, intercambiado o alquilado; se veía palpable los intereses colectivos de las personas por la lectura de obras, literarias, científicas, filosófica, académicas, culturales, religiosas, deportivas, económicas, políticas, entre otras. La comercialización de los citados productos, ha mermado enormemente, como lo pueden acreditar las editoras, que imprimen los textos que conservan las estadísticas contables de ventas, que marcan las diferencias y descendencia porcentual, de cada año.
Autores de obras como Miguel Cervantes Saavedra, Leonardo Da Vince, Gabriela Mistral, Harol Pinter, George Bernard, Octavio Paz, Grabriel, García Marquez, Elias Conetti, Mario Vargas Llosa, Carlos Marx, y filosos griegos, son registros históricos en nuestra memoria. “La Biblia”, es la obra, que más ha perdurado en lectura, por las cantidades de iglesias y religiones, que la predican, adquiridas por sus feligreses que las usan como reliquia, considerando el contenido como la palabra de Dios.
Es necesario que el Ministerio insista a través de los establecimientos educativos en los hábitos de lectura y análisis, motivando las importancias ilustrativas que deben aprovechar los jóvenes, leyendo y escribiendo, para el crecimiento de la capacidad informativa intelectual. La lectura sirve para aprender y enseñar, al que no sabe, dedicándole el tiempo necesario, para apreciar: expresiones, manifestaciones y pensamientos; de autorías que se esmeran, redactando y relatando, con cuidado y estética, las obras que ofrecen, como producto comercial de calidad. Al gusto de lectores y seguidores que califican conceptuando sobre las obras que leen y desmenuzan de principio a fin.