Cuando vi, a finales de enero, al “Alcalde Pop” pedaleando por las calles y plazas de Cartagena pensé que se filmaba una nueva versión del tema La bicicleta y que Manolo compartía rodaje con Carlos Vives y Shakira. Una agresiva estrategia mediática, pensé, para mantener su edificada popularidad, parecida a los cimientos del edificio del barrio Blas de Lezo.
Me equivoqué.
Era el lanzamiento de “Cartagena pedalea”, una campaña que, según nota de prensa, “Busca que todos los cartageneros usen la bicicleta como medio de transporte urbano…”. La sentencia, sin reparar en lo hiperbólica, me llenó de emoción. Era pensar en una Cartagena holandizada.
Me acordé, al instante, que a finales de 2015 se presentó un documento que contiene “Los 16 puntos que necesita Cartagena para lograr una movilidad sostenible”, aquello que califiqué como el mejor chiste del año, trae cuatro puntos que resaltan las bicicletas y las ciclo rutas que la ciudad sueña y merece. Los puntos son:
- Priorizar los modos de transporte de tal manera que el peatón y la bicicleta tengan la prioridad, seguidos del transporte público y luego los vehículos particulares. (Buenísimo)
- Pensar la movilidad desde los barrios, promoviendo la conectividad peatonal y por medio de ciclo rutas desde los hogares hasta el transporte público. (Excelente)
- Transcaribe debe ser incluyente y articulado con otros modos de transporte como peatonal, bicicleta y acuático. (Maravilloso)
- Priorizar las inversiones en adecuación y construcción de andenes, espacio para peatones, ciclo rutas, amueblamiento urbano y arborización. (Bello)
Con la campaña liderada por el “Alcalde Pop” y los 16 puntos redactados por investigadores de la Universidad Tecnológica de Bolívar, Cartagena Cómo Vamos y la Cámara de Comercio no había excusa para no arreglar la bici y pedalear por Cartagena.
Tomé mi bici y me fui hasta el Centro de Formación Española a disfrutar de su oferta cultural. La vigilante de turno señala la bicicleta y desde la distancia, moviendo su índice derecho de lado a lado, indica que no puedo entrar con bici. Le pregunto si puedo dejarla en algún rincón del patio, y ella hace otra señal de negación con sus manos y cabeza. Obediente me regreso a disfrutar de los kilómetros de ciclo rutas de la ciudad.
Lo primero que me dice una “capitana” de Café del Mar
es que la bicicleta no puede ingresar,
que hay que dejarla afuera
Al atardecer, me dirijo hacia el Café del Mar, con lo difícil que es subir en bici hasta lo alto del Baluarte de Santo Domingo, pero estoy convencido que hay que apoyar al “Alcalde Pop”. Lo primero que me dice una “capitana” de Café del Mar es que la bicicleta no puede ingresar, que hay que dejarla afuera. Le pregunto si el establecimiento cuida las bicicletas y me dice que ellos no responden. Le pido entonces que me permita estar cerca de bici, mientras saludos a una amiga brasileña que contempla el atardecer.
La misma capitana me insiste que no es permitido porque está prohibido, lógica elemental. Que puedo causar un accidente. Al instante, se acerca otra persona del lugar y le pregunto qué opciones me dan. La más amable es que me vaya porque no se aceptan bicicletas ni locales, al parecer, que apoyan las campañas del Alcalde.
La amiga brasileña, sorprendida, no entiende cómo puede haber un sitio enemigo de las bicicletas. El administrador insiste que se trata de un sitio peatonal, yo digo que es la muralla de la gente. Él trata de ser amable y dice que la bici puede dejarla afuera y que él la cuida, pero ya es demasiado tarde. La amiga brasileña está furiosa y, en solidaridad con mi bicicleta, abandona el lugar.
El “Alcalde Pop” además de promover el uso de la bicicleta con su campaña “Cartagena Pedalea” debería también certificar aquellos sitios amigos de la bicicleta. Lo otro es que lance la consigna “Cartagena Patalea” para que los ciudadanos se quejen de las pequeñas anomalías de la ciudad. Eso le haría un enorme beneficio a su popularidad y a la ciudad holandesa que promueve.