¿De cuándo acá la izquierda en Colombia es el faro moral o esa línea que nos dice qué está bien y qué está mal? ¡Faltaba más! ¿Acaso olvidan sus fracasos en toda la historia?
La senadora, o más bien SENADORA (a gritos), Claudia Nayibe López pretende posicionarse como la adalid contra la corrupción. Ella, una persona que a punta de gritos espera posicionarse como la nueva presidenta de la república, con una bandera de la lucha contra la corrupción, ¿acaso olvidará que en pasados días, su partido (Alianza Verde), fue sancionado por el CNE? Esto no les permite inscribir candidatos al concejo para las próximas elecciones regionales por corrupción, o ¿acaso olvida que su copartidario y concejal Antonio Sanguino está siendo investigado por vínculos con todo el escándalo de Odebrecht?
¿Recuerdan también al “impoluto” Jorge Robledo? Otro que cree que con buena oratoria se va a salvar de su salvaje pasado cuando apoyó al exalcalde Samuel Moreno destituido, inhabilitado y condenado por corrupción en uno de los mayores crímenes contra la ciudad de Bogotá. No olvidemos que de allá mismo salió Gustavo Petro, otro de los tantos impolutos que tuvieron cuna en el Polo, y como si de una mala familia se tratara, los convierte en los futuros ladrones del país.
Vale mencionar, por ejemplo, a Piedad Córdoba, otra de las tantas “defensoras de derechos humanos”. Ella fiel a su izquierda que hoy defiende el régimen al que están sometidos nuestros hermanos venezolanos, fue ajusticiada por Farc - politica y fue absuelta posteriormente.
Y son muchos más los casos que podríamos mencionar de cómo la fracasada y corrupta izquierda pretende presentarse como la solución “alternativa” al problema de corrupción, cuando ellos han sido los grandes corruptos en toda la historia no solo en Colombia. Recordemos Rusia, Corea del Norte, Cuba o Venezuela, da risa verlos, más decir que hoy son los que luchan contra la corrupción.
P.D. También es corrupción usar dineros del Estado para hacer campaña, y aún más, no reconocer la votación del pueblo, algo así como lo que pasó el 2 de octubre, esa votación que la izquierda no reconoció por legitimar el acuerdo con los terroristas de las Farc, que por cierto también son de izquierda.