No me conmueve Lilian Tintori. No le creo. Es una oportunista sin ningún tipo de arraigo popular. En los barrios de ricos de Caracas la admirarán mucho. Creerán que es una líder. La madre de los dragones. Fue a Estados Unidos a visitar a Trump. Fue la primera personalidad latinoamericana que se entrevistó con el nuevo presidente. A otro par de personajes latinos dicen que los atendió en un baño en Mar a Lago. A la Tintori si la recibió en la Casa Blanca. Acaso preparaba la ofensiva que terminaría con el régimen de Maduro. Eso se llama conspiración. El esposo de la Tintori está preso por eso, por golpista. Ellos estuvieron subiendo a Pedro Carmona en el 2002. La orden de matar a Chávez fue desobedecida.
Tintori sale hoy a las calles de Caracas en las manifestaciones del día de la independencia. Hay más de una razón para sacar a patadas de Miraflores a Maduro. Por inepto, por represor. Por igualado. Pero no puede ser que Capriles, que en cada discurso queda en evidencia su debilidad, lo lejos que está en ser un buen líder, Freddy Guevara, una nulidad y el arribismo de Tintori. Imagino a la esposa de Leopoldo López poniendo a su esclava negra a peinarle las trenzas que luce hoy, perfectamente diseñadas. Imagino que su máscara antigás la compró en su última ida a los Estados Unidos y que le debió costar 5.000 dólares. La pantallera, dándoselas de Juana de Arco, atiende a una humilde zamba que, confundida por el gas de la guardia represora, intenta sonreírla a la catira bonita, a la catira acaudalada. La zamba solo tiene una camiseta en la cara para protegerla del ardor, del ahogo. Al menos Capriles tuvo la valentía de salir sin máscara.
Que fácil es salir a una manifestación con esa máscara antigas. Que fácil es ser valiente rodeada de ayudantes. Lo peor es que en Colombia la gente la ama. La gente la quiere para presidente. Es rubia, es bonita, de buena familia. Tiene todas las condiciones para ser la primera mujer presidente de la Nueva Granada. Que pesar. Si hay algo peor que esa revolución moribunda es la oposición. Arribistas. Son los mismos que saquearon Venezuela durante años. Son los mismos que trataban a los colombianos como escoria. Son los que van a ganar. Ya lo dijo Leonard Cohen, se acabó la guerra y los buenos perdieron.
