Políticos, otra clase que quedará en el olvido

Políticos, otra clase que quedará en el olvido

"Necesitamos democracia, pero una democracia donde se legisle por el bienestar del pueblo, más no para limitar las libertades y los derechos"

Por: Julio Alberto Castaño
abril 18, 2017
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Políticos, otra clase que quedará en el olvido
Foto: Archivo eluniversal.com

Hace algunos años el harakiri era una practica muy común en los japoneses, con una técnica impecable, optaban por el desentrañamiento, un suicidio que se originaba en primera instancia por honor, ¡vaya proesa! Nuestro harakiri colombiano no se hace por honor sino por conveniencia en época electoral y por hambre y miedo en las entrañas. Los colombianos subsidiamos a un gran porcentaje de ineptos que paradojicamente "viven de nuestro trabajo". Claramente en un silencio cómplice aceptamos la miseria, el abuso en el servicio de salud, y la clara bomba pensional que retumbará hasta el más lejano rincón de nuestra patria, pasando por la vieja Colombia que incluye Panamá y la plataforma continental entregada sin contemplaciones.

Somos nosotros los culpables del desangramiento de nuestra patria al permitir los abusos y el derroche de recursos públicos en cargos burocráticos, los excesos en que incurren muchos funcionarios al disponer irresponsablemente del dinero de los colombianos con cargo a nuestra calidad de vida, nuestro tiempo y nuestro trabajo. Eso sin considerar que por 7 mil personas de las FARC, es decir, el  0, 0001 % de la población se modifique toda la estructura de un país con mas 47 millones de personas, bajo el pretexto de la paz, ¡esto es inaudito!

Debemos esperar a que el EPL el ELN, las BACRIM, los reductos del paramilitarismo y la delincuencia común, que suman algo más de 30 mil hombres, terminen aceptando una paz cada 5 años, es decir que este proceso tardará 30 años más. Nosotros vamos de salida, pero el país y la desgracia que dejaremos es de incalculables proporciones. Solo sobrevivirá la clase política, que en Colombia no es otra cosa que ser cómplice de los mas atroces crímenes contra la sociedad, la inmoralidad, y la explotación del pueblo.

Necesitamos democracia, pero una democracia donde se legisle por el bienestar del pueblo, más no para limitar las libertades y los derechos. Esa democracia no es otra cosa que el poder del pueblo. Necesitamos personas capaces de proponer, actuar, legislar y defender los intereses de las comunidades. ¡Basta ya de agazapados que roban de frente sin quien los señale!  Pasarán 10 años y recordaremos a la clase política como se recuerda el narcotráfico en los años ochenta, como una clase aceptada por el poder, pero borrados y despreciados por ser la peor escoria de la sociedad colombiana.

Ni Uribe, ni Santos...  La culpa es de los colombianos que aceptamos la autoflagelacion y permitimos que pillos, macrooquideos pajuerinos, manejen los dineros del país como Luis Fernando Arboleda, presidente de Findeter. Él que a pesar de tener comprobado tráfico de influencias, interés indebido en la celebración de contratos y  uso de dineros públicos para su propio provecho, sigue ahí sin pena ni gloria ante la mirada atónita de los entes de control. Una Fiscalía pasiva, una Procuraduría que no actúa y una Contraloría manipulada...  eso sin nombrar a Samuel Moreno y otros personajes de nuestra patria boba.

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