Quiero manifestar mi más sentida inconformidad y rechazo a las actitudes discriminatorias hacia mi hijo Sergio Andrés Duarte Olaya por parte de los salvavidas de la piscina del Club Campestre Cafam, desconociendo que las personas con autismo tienen el pleno derecho a llevar una vida independiente y de desarrollarse en la medida de sus posibilidades, así como acceder a los equipamientos, asistencia y servicios de soporte necesarios para una vida plenamente productiva en la dignidad y la independencia.
Actitudes discriminatorias que no sólo vulneran los derechos de mi hijo como persona sino que quebrantan la salud, bienestar y equilibrio emocional de la familia que tiene que presenciar tratos desiguales hacia una persona con autismo desconociendo que deben tener pleno derecho al acceso a la cultura, a las distracciones, al tiempo libre, a las actividades deportivas y de poder gozarlos plenamente, y a utilizar y aprovechar todos los equipamientos, servicios y actividades puestos a disposición del resto de la comunidad.
Hace aproximadamente un mes y medio mi hijo Sergio Andrés Duarte Olaya goza de un beneficio que consiste en una clase semanal de natación, la cual toma todos los viernes a las 4:00 de la tarde, sin embargo, un viernes al mes no hay clase.
Mi hijo realmente disfruta de esta actividad y espera, ansiosamente, a que llegue este día de la semana para disfrutar de los espacios culturales y de esparcimiento a que tiene derecho como ciudadano y sujeto de derechos contemplados en la legislación colombiana y en la normatividad internacional.
El día viernes 31 de marzo de 2017 llevé a mi hijo a las 4:30 p.m. a las piscinas del Club Campestre Cafam y pagué la clase adicional. En el transcurso hacia el club no logré comunicarme con la persona que siempre me colabora coordinando la clase; mi hijo me manifestó su deseo de entrar a nadar, así que, teniendo en cuenta que mi hijo está próximo a cumplir 14 años, asumí que no había ningún inconveniente en que ingresara solo, adicionalmente, él ya cuenta con conocimientos básicos de natación y en mi concepto se defiende muy bien en la piscina.
Le recomendé al salvavidas que estaba de turno, que si debía darle alguna instrucción a mi hijo por favor lo hiciera en un tono de voz fuerte, que él le entendería; pasaron 20 minutos y mientras yo disfrutaba viéndolo hacer una de sus actividades preferidas, por alguna razón el salvavidas decidió llamar a su superior (el jefe de salvavidas). Este funcionario del club se acercó y me preguntó por qué el niño no contaba con el brazalete, le respondí que nadie me había dado ningún brazalete pero que tenía el recibo de pago de una hora de natación, a lo que él respondió que mi hijo NO podía estar solo en la piscina. Le aclaré que él tiene 14 años y que la normatividad del club dice, claramente, que: “Los niños menores de 12 años deben ingresar en compañía de un adulto”, por lo cual no encontraba razones para que me exigieran que Sergio Andrés ingresara con un adulto, que la normatividad aplicaba, sin excepción, para todas las personas.
Cuando le pedí que me explicara las razones que tenía para exigirme que era necesaria la presencia de un adulto al lado de Sergio no respondió, guardó silencio y no me dio una justificación concreta, por el contrario, con su indiferencia dejó claro que su ignominiosa actitud se debió a que Sergio Andrés es autista y fue tratado como si no tuviera derecho a disfrutar, desde su independencia y autonomía, de sus espacios de esparcimiento y recreación.
Molesta con la actitud de esta persona que no tenía argumentos válidos para sus exigencias, y bastante afectada, emocionalmente, por sentir cómo era discriminado mi hijo, decidí tomar una actitud indiferente y esperar a que terminara su hora de natación. La tristeza e impotencia me invadieron, sentí dolor por estas manifestaciones de rechazo y de discriminación, sentí dolor por mi hijo y por todas las personas con autismo que son víctimas de discriminación por personas insensibles, réprobas y execrables, sin formación pedagógica alguna y sin tener conocimiento y claridad sobre la inclusión educativa y social.
Como madre de un niño con autismo, llevo luchando en búsqueda de inclusión e igualdad para todos. Este es un claro caso de discriminación, me entristece mucho que en pleno siglo XXI y con tantas herramientas para estar informados sigan pasando este tipo de cosas; precisamente, el día 2 de abril nos unimos a la defensa y respeto de los derechos de todas las personas en el marco del día mundial de la vulneración de los derechos de las personas con Autismo.
Me permito recordarles que, precisamente, el mismo día de los actos discriminatorios hacia mi hijo, a nivel mundial, se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, cuyo tema principal para el año 2017 es: “Hacia la autonomía y la autodeterminación”, toda vez que la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad reconoce en su artículo 3 el derecho a la autonomía individual y la independencia de las personas. Además, en el artículo 12, la Convención subraya que tienen "capacidad jurídica en igualdad de condiciones con las demás en todos los aspectos de la vida".
Teniendo en cuenta que la capacidad jurídica es fundamental para el reconocimiento de una persona como ser humano pleno, con derecho a tomar decisiones y celebrar contratos a ustedes como Caja de Compensación Familiar les exijo parar de inmediato los actos discriminatorios contra todas las personas con autismo, específicamente contra mi hijo Sergio Andrés Duarte Olaya; promover la no discriminación a través de capacitaciones y programas de formación permanente para todos sus empleados para que tengan más conocimiento sobre la normatividad y no actúen de manera arbitraria frente a usuarios en condiciones especiales (no diferentes) porque todos somos iguales ante la ley como sujetos de derechos.
En el marco del Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, exijo una declaración pública sobre las razones por las cuales, según ustedes, mi hijo de14 años, a diferencia de los demás niños de su edad, no puede estar solo en los espacios culturales, deportivos y recreativos dispuestos para su esparcimiento de manera autónoma e independiente. Exijo una manifestación de excusas públicas por parte de la Caja de Compensación Familiar CAFAM por lo actos discriminatorios hacia mi hijo, y hacia las personas con autismo y a reconocer sus derechos como ciudadanos, que, igual que todos los demás, tienen derecho a reivindicar esos derechos y a tomar decisiones sobre su vida de acuerdo con sus propios deseos y preferencias. Exijo reparación para mi hijo Sergio Andrés Duarte Olaya por la vulneración de sus derechos constitucionales y de sus Derechos como persona con discapacidad.
Lo anterior lo requiero para que sean garantizados los derechos constitucionales y los derechos de persona con discapacidad de mi hijo Sergio Andrés Duarte Olaya, para que pueda hacer uso libre, espontanea, autónoma e independientemente, de todos y cada uno de los espacios culturales, recreativos y deportivos, así como los de salud y educación, para su esparcimiento y formación integral, sin ningún tipo de discriminación, trato desigual o que atente contra su integridad como persona y de nosotros como familia.
Cordialmente,
Yasmine Olaya Benito