Francisco Montoya fue uno de los comerciantes y políticos antioqueños claves en la aplicación de doctrina antioqueña de cercenar el territorio chocoano durante el siglo XIX.
El Chocó perdió con los departamentos de Antioquia, Valle y Caldas de 1905 a 1947, una extensión territorial de 27.470 mil km², equivalente al tamaño actual del departamento de Bolívar. De hecho, Antioquia han sido el departamento que más territorio le ha quitado al Chocó en los últimos dos siglos, un total de 13.927 km², mil km², una extensión de tierra, equivalente al territorio de los tres departamentos que conforman el Eje Cafetero. Ahora con sus pretensiones sobre Belén de Bajirá quiere arrebatarle otros 2.015 km² un área más grande del departamento del Quindío. Las cifras demuestran que el Chocó ha sido víctima del expansionismo antioqueño desde el período colonial y aún no cesan sus pretensiones de desmembrar sistemáticamente al Chocó.
Los antioqueños no solo han pretendido tener un dominio territorial sobre el Chocó, sino que ante los fracasos de sus pretensiones han buscado sistemáticamente cercenarlo para ir apoderándose de sus territorios estratégicos.
Durante la dominación española la apertura de la frontera minera del Chocó abrió uno de los ciclos más importantes en la economía colonial en la segunda mitad del siglo XVII. Bonanza minera que no solo dinamizó la economía colonial e incrementó la riqueza del virreinato, sino el comercio y el desarrollo de ciudades como Bogotá, Cartagena, Santa Fe de Antioquia, Popayán, Anserma, Cartago y Cali.
Auge minera que desató una encarnizada lucha de poderes entre las Audiencia de Santafé y la de Quito, las gobernaciones de Panamá, Cartagena, Antioquia y Popayán. Además de las órdenes religiosas de los franciscanos, dominicos y jesuitas por el control del Chocó. En consecuencia, el Chocó se convirtió en un centro de disputas políticas, económicas y eclesiásticas, las cuales incidieron profundamente en su atraso. Tanto las audiencias como las gobernaciones y las órdenes religiosas, se peleaban por igual el dominio jurisdiccional, el control de minas, el comercio, los tributos y la evangelización de los indios.
Por los intereses económicos y políticos de las gobernaciones de Panamá, Cartagena Antioquia y Popayán, se crearon permanentes líos que hicieron difíciles la administración del Chocó. En la región se vivía en una especie de torre de babel: Panamá, Cartagena y Santa Fe de Antioquia, se disputaban el control del Darién y la provincia de Citará (Quibdó). Entre tanto, Popayán, la provincia de Nóvita y lo mismo hacían las órdenes religiosas.
Por esas luchas los payaneses lograron que la Corona prohibiera el comercio y la navegación por el río Atrato y que se condenaran con la pena de muerte a los comerciantes que violaran dicha medida durante varias décadas. En cambio, los antioqueños consiguieron que la Corona, también cerrara el comercio y la navegación por el río San Juan y la costa pacífica chocoana para evitar el tráfico ilícito de oro y de mercancías desde Panamá.
De manera que el cierre de las navegaciones por los dos ríos más importante de la región hizo más fuertes las dependencias comerciales del Chocó de Santa Fe de Antioquia y Popayán. Por varios decenios las únicas vías de penetración al Chocó, fueron los caminos Santa Fe de Antioquia-Urrao-Bebará-Río Atrato; Chami-Arayanal y el de Ita: Nóvita-Cartago-Popayán.
Las luchas por el control del oro, el comercio del Chocó y los cierres del tráfico de las dos arterías fluviales más importantes de la región, auspiciado desde Antioquia y Popayán, fueron uno de los hechos más nefastos para el desarrollo chocoano. En el fondo freno el desarrollo de los pueblos del Chocó y demuestra cómo antioqueños y payaneses ayudaron a subdesarrollar a la región.
Históricamente Antioquia ha pretendido tener dominios territorial sobre el Chocó, en su visión de tener control sobre los dos mares desde el período colonial. Por eso desde el nacimiento de la vida republicana ha seguido fomentando su misma doctrina.
En 1813 pretendieron anexarse al Chocó, pero los chocoanos rechazaron sus aspiraciones y en 1830 antes de obtener por primera vez salida al mar, intentaron anexarse por segunda vez el territorio chocoano.
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En 1830 cuando se crea el departamento de Antioquia con su segregación de Cundinamarca, donde había sido anexada la provincia antioqueña en la división política de 1824. La propuesta de anexión del Chocó a Antioquia fue presentada por los legisladores antioqueños Alejandro Vélez Barrientos y Juan de Dios Aránzazu, cuando presentaron un proyecto de decreto para que las provincias de Antioquia y Chocó, se unieran y formarán una nuevo departamento. Proyecto que en su Artículo Primero decía: “La provincia de Antioquia se separa del departamento de Cundinamarca y la del Chocó del Cauca; ellas formaran un nuevo departamento llamado Antioquia”.
Por la oposición de los legisladores del Chocó y del Cauca, los legisladores antioqueños fueron obligados a modificar sus pretensiones y en Congreso Constituyente del 10 de mayo de 1830, se decreta la creación del departamento de Antioquia, pero en su Capítulo Tercero dice: “El poder ejecutivo presentará en el primer congreso constitucional un informe sobre las conveniencias o inconveniencias de agregar el todo o parte de la provincia del Chocó al nuevo departamento de Antioquia” (….)
Detrás de dichas pretensiones estuvieron los políticos y comerciantes antioqueños, Juan de Dios Aránzazu, Manuel Arrubla, Francisco Montoya y los hermanos Pardo y Del Corral. Los cinco fueron claves para que ese mismo año Antioquia lograr que el gobierno de general Francisco de Paula Santander, segregará del Chocó, la banca oriental del río Atrato desde la desembocadura del río Arquia hasta el golfo de Urabá y la anexara efímeramente a Antioquia.
Todos eran prestamistas del gobierno y tenían excelentes relaciones políticas y comerciales con el general Santander, tanto Juan de Dios Aránzazu como Francisco Montoya fueron gobernadores de Antioquia durante la administración del General Santander. El primero hablaba que “el camino a Urabá era una ruta de penetración fundamental para el desarrollo económico de Antioquia”.
En cambio, Francisco Montoya, había obtenido del gobierno una concesión para la construcción del Canal Interoceánico por el Chocó y con ello parte del monopolio del control de la navegación por el río Atrato. Francisco Montoya, también, aparece más tarde como fundador con empresarios costeños de las Compañía Nacional de Vapores de San Marta y Cartagena. Empresas que controlaban parte del monopolio de la navegación por el río Magdalena.
Igualmente el mismo Montoya participó con el famoso empréstito Zea, que suscribió el vicepresidente, Francisco Antonio Zea, en 1822, en París, con la firma de prestamistas ingleses Herring, Graham & Powles por dos millones de Libras Esterlina, de los cuales solo llegó una tercera parte a las arcas del fisco nacional, el resto se quedaron en las redes de corrupción que estructuraron Zea y Montoya.
Además se vio involucrado en otro escándalo por otro empréstitos del gobierno colombiano con la casa inglesa B. A. Goldschmidt & Co. donde fue designando negociador con Manuel Antonio Arrubla. En resumen, Francisco Montoya fue uno de los comerciantes y políticos antioqueños clave en la aplicación de la doctrina antioqueña de cercenar el territorio chocoano durante el siglo XIX.