¿Será que por fin?
Opinión

¿Será que por fin?

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octubre 22, 2013
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Las mujeres que escribimos, investigamos y hablamos de lo difícil que es ser mujer en Colombia, por fin encontramos algún respaldo. Semana trae en su edición de esta semana, una serie de artículos con testimonios de un grupo de mujeres, que por distintas razones y en situaciones diferentes, coinciden en esa declaración. Lejos de avanzar en equidad de género, el país retrocede y hemos perdido el liderazgo que logramos en América Latina en el siglo XX.

Las mujeres pobres sufren no solo por falta de ingresos, sino por algo que se identifica como ‘pobreza de tiempo’, que les impide salir a ganarse la vida porque las abruman las actividades reconocidas como del cuidado. Viven entre esos valores arcaicos que las condenan a la sumisión, a la violencia sexual y a la explotación, por razones de su sexo. ¿Género? Eso cómo se come, dicen algunos hombres y no solo los de bajos ingresos. A lo anterior, las mujeres de clase media tienen que agregarle la discriminación salarial, el acoso sexual en el trabajo, del cual tampoco están exentas las mujeres pobres. Y quién lo creyera, las mujeres ricas solo se liberan parcialmente de la economía del cuidado (aquel cuidado que pueden realizar terceros) porque pagan por esos servicios, pero igual sienten el peso del machismo, de la discriminación, del acoso y mucho más de lo que denuncian, del maltrato y de la violencia sexual.

Todo esto para no hablar de lo que está sucediendo con nuestras niñas: por razones incomprensibles, unos seres depravados que las vuelven mujeres antes de tiempo con violencia, llanto y muerte les están acabando su inocencia. Queda la pregunta de si existen mujeres en este país que puedan considerarse privilegiadas por pasar por la vida sin sentir el látigo, crudo o sofisticado, de esos valores patriarcales que parecen recrudecerse en este y en otros países.

Se refuerza el valor de estos testimonios con las declaraciones de la última reunión de Cepal en Santo Domingo, titulada “Mujeres en la Era Digital.” En dicho encuentro se presenta la investigación que concluye lo que para muchas ha sido obvio desde hace mucho tiempo: “La pobreza tiene rostro de mujer en Latinoamérica” y Colombia no es la excepción. Se asocia esta pobreza con su baja participación en el mercado laboral donde recibe ingresos, pero sobre todo  autonomía económica, que no le otorgan subsidios como los de Familias en Acción. Sin embargo, trabajan mucho más que los hombres en esas actividades llamadas de la economía del cuidado, hasta ahora ocultas.

Colombia, el primer país de América Latina que sacó una Ley de Economía del Cuidado, Ley 1413 de 2010, conocerá en noviembre los resultados de la Encuesta del uso del tiempo que la mencionada Ley le ordenó al Dane. Se corroborará que nuestras mujeres trabajan más de diez horas semanales que los hombres, la mayoría en ese cuidado que no se reconoce, y será el momento de tomar las decisiones de política necesarias. No se trata de pagarle a las mujeres por el trabajo que realizan en el hogar. Se trata de que la economía reconozca esas actividades de cuidado de la familia, del hogar y de la comunidad que hacen un 85% las mujeres, como parte de lo que se acepta como actividad productiva; y por medio de políticas públicas, redistribuirlas para que el Estado asuma una parte (cuidado de niños, ancianos, enfermos); el mercado otra (guarderías de mejor nivel controladas por el Estado y ejecutadas por especialistas del sector privado) y por los empresarios y por los hombres en el hogar. Lo fundamental es que las mujeres puedan decidir, como lo hacen los hombres, qué quieren y necesitan hacer con su tiempo, puedan ganar autonomía y sentirse libres de luchar contra todos los males que las aquejan.

Más mujeres, y no solo la mitad de las que están en edad de trabajar, podrán realizarse con su trabajo remunerado. Al mismo tiempo, al distribuir la economía del cuidado entre el Estado, el mercado, el sector privado, se generará nueva demanda de mano de obra tanto de mujeres como de hombres, se creará más empleo, aumentando el PIB, los impuestos y el desarrollo del país. La mayor ganancia será una sociedad con flexibilidad de roles entre hombres y mujeres, y con valores modernos y no de la Edad Media.

¿Ya le dio un infarto al señor procurador con esta posibilidad? Cálmese, porque para allá va no solo Colombia sino el mundo entero. Esa será la verdadera sociedad del siglo XXI.

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