¿Donde esta Julia Schmalbach?

¿Donde esta Julia Schmalbach?

Por: Eva Durán
octubre 23, 2013
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Ante el Instituto de Medicina Legal y la Comisaría 2° de Familia, el 4 de noviembre de 2010 la docente relató el brutal maltrato físico y psicológico al que fue sometida por su marido , Hernando Rafael Torregrosa ( actual concejal del municipio de Piojó) durante años, así como el inmenso miedo que sentía. Tres meses y medio después Julia desapareció sin dejar rastro. La búsqueda continúa.

El poeta Mario Benedetti dice en su poema Los Desaparecidos “Están en algún sitio, concertados, desconcertados, sordos, buscándose, buscándonos, bloqueados por los signos y las dudas, contemplando las verjas de las plazas, los timbres de las puertas, las viejas azoteas, ordenando sus sueños sus olvidos, quizá convalecientes de su muerte privada”.

En el Departamento del Atlántico han desaparecido, según la Fiscalía, más de 625 personas en los últimos 4 años. En todo el país la cifra asciende a 16.000. Pero Julia es mucho más que una fría y simple cifra oficial, mucho más que una escueta estadística, Julia era una madre, una maestra, una tía, una hermana, una mujer barranquillera berraca, estudiosa, trabajadora y echada pa’ lante, que hace dos años y medió desapareció sin dejar rastro, y hoy por hoy, su familia se rinde con dolor a la evidencia de que no volverá.

Salió de su casa el día martes 29 de marzo de 2011, trabajó en la mañana como profesora y en la tarde fue con su hijo Hernando al psicólogo, pues la violenta separación con su marido les había afectado mucho. Al terminar la consulta fue a encontrarse con un desconocido que la citó para mirar un apartamento que ella vendía, ubicado en el edificio Las Mercedes, en la calle 77 con carrera 38. Una hora después llamó a su familia para decir que la persona le había incumplido. Fue la última vez que escucharon su voz.

En su familia rondó durante un tiempo la idea del secuestro, o que hubiese sido víctima de la burundanga y anduviese por ahí, sin consciencia de sí misma. Pero nunca hubo una llamada pidiendo rescate, nunca una sola pista de esperanza.

Todos los indicios fueron siempre fatales. Se dijo en los medios que le había llegado a un periodista la información de que había sido asesinada, por la banda Los Urabeños y de que su cuerpo había sido enterrado en Puerto Colombia, se pedía dinero por la entrega del cádaver. También se supo de personas que dijeron haberla visto subir a la fuerza a un auto. Pero por miedo a represalias estos testigos se negaron a presentar esta declaración a las autoridades.

Se jugó con la hipótesis de que se hubiese ido del país, huyendo de las deudas. Pero se descarta de plano porque ella tenía bienes inmuebles y un trabajo fijo de docente en ciencias sociales, durante más de 10 años, en la Institución Técnica Industrial y Comercial de Soledad, Iticsa.

Otra hipótesis es que la persona que quedó en encontrarse con ella para comprarle sus bienes inmuebles lo hizo para tenderle una trampa. No apareció, pero la hizo llegar al sitio en el cual habría de ser desaparecida.

Su familia dice no tener conocimiento de la línea de investigación seguida por la Fiscalia. No se ha avanzado nada.

“Si por lo menos tuviéramos información de que mi hermana falleció, que apareciera el cuerpo o sus restos para darle cristiana sepultura con eso quedáramos un poco tranquilos pero esto es una incertidumbre que solo terminará cuando sepamos qué le pasó ”, manifestó a los medios de comunicación su hermano Hernando, al cumplirse un año de su desaparición.

Al dolor por la incertidumbre se suma el que Hernando Rafael Torregrosa, exmarido de Julia, y concejal de Piojó, aisló a la familia de los hijos que tiene con ella: Hernando Rafael y Rafael Hernando, de 17 y 9 años de edad. Aseguran adorar a esos niños, y que la actitud de Torregrosa les causa daño moral y emocional incalculable.

A los pocos días de su desaparición se creó en Facebook el grupo “Julia Schmalbach está desaparecida, ayudemos a encontrarla”, que cuenta en la actualidad con 195 miembros, pero no avanzó mucho, porque el 21 de abril del 2011 apareció esta declaración en el muro, firmado por José Padilla:

“Queridos miembros del grupo. Soy el administrador y me he visto en el derecho de abandonar el grupo por razones personales. Les pido a todos ustedes que lo abandonen. Esto no es grosería ni nada por el estilo, solo es una necesidad, ¡es por el bien de todos! Nosotros estaremos pendiente de nuestra amiga Julia, y siempre la recordaremos en nuestros corazones. Amigos de este grupo, ¡por favor abandónenlo! Personas inescrupulosas hacen hasta lo imposible por no encontrarla, e incluso consiguen que abandonemos este grupo.Todo sea por el bien de ustedes”.

El usuario José Padilla no permite enviar mensajes a su cuenta personal de Facebook pero se deduce que hubo amenazas y presiones muy fuertes para acallar a la opinion pública, en su clamor por saber de la suerte de Julia. También se dice que hubo presiones para que no siguiesen haciéndose marchas de protesta clamando por su regreso.

Una relación violenta de pareja, una separación brutal.

Julia convivió 18 años con Hernando Rafael Torregrosa Villanueva, quien, según fuentes cercanas a la familia, tiene unos 64 años, y un matrimonio previo, del cual hay 7 hijos. Según sus allegados, la relación de pareja con Julia era una auténtica tragedia pues la maltrataba brutalmente, física y psicológicamente de mil maneras.

En una discusión por la venta del apartamento, Torregrosa la golpeó salvajemente, causándole daños en su cuerpo que le generaron una incapacidad laboral certificada por medicina legal de 12 días.

Julia le explicó a la comisaria 2° de familia, Mery Rivera Jiménez, que desde hacía seis años era víctima de atropellos y que en los dos últimos años su vida era un auténtico infierno. “Todo se debe a los problemas económicos que tengo, y él no me entiende porque dice que no sabe en qué me gasto la plata. En marzo (2010) cuando solicité la medida de protección hablamos y le di otra oportunidad, pero en octubre (2010) me volvió agredir”, señaló en la denuncia. “Quiero que no me vuelva a molestar. (...) Temo por mi vida, él tiene un arma y me preocupa que me haga algo”, relató la hoy desaparecida.

Cuando le preguntaron en Medicina Legal qué había motivado la golpiza que le dió su marido, ella declaró “Su obsesión”.

Tras la separación, se fue a vivir con Rafael Hernando, su hijo menor, a la casa familiar en el barrio La Ceiba. Escuchaba las baladas de Camilo Sexto, Rocío Durcal, amaba cocinar. Era la única mujer entre cuatro hijos varones, era muy cariñosa y apegada a su madre, Ilse Viñas, quien murió de dolor por su desaparición el 31 de octubre de 2011. Eso convenció a su familia de que Julia no volverá nunca, pues de estar bien jamás hubiese faltado al funeral de su amada madre.

En su última etapa leyó los Libros de Walter Riso, muy especialmente Amar o Depender. Decía sentirse muy identificada con su mensaje, el cual habla de las víctimas de los amores enfermizos, de dependencia extrema: “Cuando estás en una relación en la que no te aman como quisieras o no te respetan, pero sigues allí aferrado(a) pese a todo, esperando el milagro de una resurrección imposible, pasaste los límites del amor razonable e inteligente”.

Tal vez Julia amó demasiado, tal vez pagó un precio demasiado alto. Pero no existe el crimen perfecto. Alguien debe saber algo. Su familia no se descansará hasta saber la verdad.

 

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