Así iniciaba la transmisión de un noticiero matutino en la capital de la república a comienzos del presente mes:
“La vía está colapsada y, a la altura de la Carrera 78 donde está ubicada la estación de Transmilenio Banderas, algunas personas están optando por bajarse de los buses alimentadores y caminar”
Esto ocurría mientras por la ventana de un vehículo particular una señora subía el vidrio a toda prisa no para evitar un robo (con lo que tampoco ha podido esta alcaldía) sino para evitar la espesa estela de humo que emanaba de un articulado en muy mal estado, destartalado y a punto de partirse a la mitad.
Pero eso no es lo peor, pues esto sucedía a escasos metros de donde minutos antes había sucedido un accidente a causa de las averías sufridas por uno de los buses azules del SITP que se quedó sin frenos causando el colapso en la movilidad, si, esos buses azules que tanto han salido en noticias porque vienen padeciendo la ola de atracos más crítica en la historia de la ciudad ¿y la rimbombante secretaría de seguridad? Bien, gracias.
Ante este turbio panorama reinante en la ciudad del caos, los atracos y un “gerente” cuya reputación fue construida a base de títulos falsos, se pregunta uno: ¿A qué alcalde o secretario de movilidad en su sano juicio se les ocurre aumentar las tarifas de los pasajes de un servicio de transporte público que va en detrimento de la dignidad humana y no cumple sus funciones básicas de eficiencia?
Ya lo mencionaba con tono indignado el ex concejal y miembro de la Dirección Nacional del Partido del Trabajo de Colombia Yezid García, conocedor de las problemáticas que hoy atraviesa la ciudad y quien impulsa el proceso de revocatoria de mandato del alcalde Peñalosa: “Además de menoscabar el ya precario ingreso de los bogotanos, esta medida tiende a congestionar la colapsada red vial de Bogotá. Al paso que vamos, será más barato y más cómodo para los ciudadanos de menores ingresos movilizarse en motos, con todos sus riesgos y consecuencias, que en transporte público. Esta es una situación técnica y políticamente absurda, pero así será mientras no revoquemos al peor alcalde que ha tenido la Capital”.
Pero, la cosa no para ahí, pues en esta cadena de errores y malas decisiones donde el salario mínimo aumentó un 7%, en tan solo 15 meses de la administración Peñalosa el pasaje del SITP ha aumentado un 33% y Transmilenio un 22%, en palabras castizas esto quiere decir que a partir del 1º de abril, usted tendrá que escoger entre pagar el valor de las nuevas tarifas, buscar una alternativa de transporte diferente o sacar del mercado que constituye su canasta familiar tres litros de leche, una cubeta de huevos x 30 unidades y un paquete de pan tajado, lo que suma alrededor de $19.200 que es lo que le estarán sacando de su bolsillo mensualmente al usar el transporte público, si esa no es una modalidad de robo a causa de un servicio paupérrimo, ¿qué lo es? Al parecer ignoran que el 82% de los capitalinos consideran que el transporte público de la ciudad es deficiente según los resultados de la última encuesta “Bogotá cómo vamos”.
Como si todo lo anterior no fuera suficiente, persiste un tufo a doble moral y triquiñuelas en todas las decisiones de la administración distrital relacionadas con el transporte y prueba de ello es el conflicto de intereses de Peñalosa y el instituto ITDP impulsores de los buses Volvo usados por transmilenio (bus rojo), buscando la ampliación de troncales para meter más articulados, negocio en el que salen favorecidos banqueros, inversionistas, operadores privados y obviamente las transnacionales fabricantes de estos buses.
Y no sabe uno si reír o llorar, pues la cereza de este pastel se la pone el propio secretario de movilidad Juan Pablo Bocarejo quien justo por estos días tiene abierta una investigación en la personería de Bogotá por un posible conflicto de intereses ya que en el 2015 había elaborado un detallado informe académico para la universidad de los Andes donde se dedica a resaltar las bondades de UBER como la mejor alternativa de movilidad de la ciudad, lo que lo tiene en un enfrentamiento con el gremio de taxistas a quienes no les ha otorgado una cita para tratar estos espinosos temas y, ni hablar del sistema de drones que prometió implementar para reducir los tiempos en levantamientos de croquis por incidentes viales; dijo que estarían en noviembre de 2016 y un semestre después siguen siendo solo globos publicitarios.
Por donde se le mire, esto huele mal, y es que ahora ya no solo debemos cuidarnos del cosquilleo, los asaltos a mano armada en el SITP y Transmilenio sino que por cada vez que parpadeamos nos aumentan las tarifas, ¿y las entidades de control y defensa del ciudadano? Bien, gracias.
*El dato: La desconexión entre la alcaldía de Peñalosa y la ciudadanía le impide ver que se avecinan días oscuros de protestas y manifestaciones en contra de estas medidas.