Si bien el nuevo Código de Policía busca convertirse en el camino hacia un cambio cultural enmarcado en el respeto y la convivencia, en ciertas ocasiones pone en riesgo la seguridad de los mismos ciudadanos, teniendo en cuenta los poderes otorgados a los uniformados, oportunidad para hábiles delincuentes quienes aprovechando la norma los suplantan para delinquir sin que las víctimas se puedan defender.
Las ultimas noticias lo demuestran, vándalos vestidos de agentes de la Sijin buscan a incautos transeúntes quienes ante la imagen de la autoridad no se niegan a falsas requisas que terminan en robos. La Policía Nacional, a través del nuevo Código, obtuvo mayores atribuciones mientras los ciudadanos quedamos sin herramientas tangibles para identificar si son miembros de la Institución o simples delincuentes.
Esas nuevas facultades traen consigo mayores responsabilidades; es la fuerza pública quien debe garantizar la seguridad a través de controles constantes, que como podemos ver no han sido los suficientes; es necesario aumentar el pie de fuerza así como enmarcar las acciones de manera coordinada con la ciudadanía a través de capacitaciones que permitan a las juntas locales, líderes sociales y asociaciones de ciudadanos identificar a los delincuentes y dar oportuno aviso a las autoridades, acciones que no se han adelantado dejando a los ciudadanos expuestos a nuevos ataques.
En lo corrido del año se han realizado en Bogotá 6 denuncias de víctimas de falsos policías y más de 30 investigaciones por casos similares y aunque las autoridades ya desarticularon una banda dedicada a este tipo de delitos aún falta mucho por hacer.