El 25 de febrero del año en curso abrió de nuevos sus puertas el Museo de Arte Moderno de Bogotá. El museo se transformó en una joya. Se abrieron espacios donde se vuelve a la espacialidad que proyectó originariamente el arquitecto Rogelio Salmona: dinámica que da amplitud de un primer piso donde también se cambió el acceso principal de museo. El entorno se volvió amable para los visitantes y transeúntes con jardines, esculturas y bancas. Dentro de una forma elegante lineal y moderna punto de venta de las boletas se amplió, el almacén cambió para ser más librería y joyería. En estos momentos, venden los catálogos que se sacaron de cajas de las exposiciones pasadas a muy buen precio y también hay libros de arte interesantes sobre el arte colombiano. Se ve gente joven interesada por todos los pisos que ahora se llaman: Marta Traba —el primero— Alejandro Obregón —el segundo— Carlos Rojas. Todos ellos con una muy buena iluminación.
Foto: Cortesía Richard Emblin/The City Paper
Las paredes impecablemente pensadas para la exposición de Olga de Amaral en un azul intenso, su obra conmueve de manera profunda en su expresión y su lenguaje. Olga de Amaral es sin duda una artista estrella en Colombia y en el mundo. Su obra es monumental e impecable. Su trabajo no se repite, su obra se trasforma, su tejido se vuelve espacio donde el tratamiento de geometría se va transmutando en relieves que hacen parte de una geografía única de tejidos que cambian de superficie: de lo cóncavo a lo convexo. Ahora su mundo dorado tan explícito en el arte precolombino se ha ido trasformando en pinturas donde también caben penetrables cinéticos que, para la observación de la magia de la pintura, se tiene que ver desde los 360 grados para comprender el sutil movimiento de cada forma.
Foto: Cortesía Richard Emblin/The City Paper
Sus hilos se convirtieron en tejido, el tejido en pintura y la geometría es también cinética. En el ejercicio de la pintura se hace con las manos.
Los materiales también se proyectan en sus telares. Empezó trabajando la crin de caballo y ahora trabaja con la misma sutil armonía el hilo, plástico o el papel. Una geometría de líneas y volúmenes que buscan en la curva a el ritmo. Su movimiento casi eterno, da seguridad, exactitud y equilibrio.
Por algo su exposición tiene como título: Expansiones de lo mágico a lo mítico, de lo íntimo a lo cósmico.
Tenemos que reconocer el enorme esfuerzo y el gran trabajo de su directora Claudia Hakim y su grupo humano