Llevo mucho rato esperando a que un “distinto” asome su nariz para ver si el grado de corrupción de hoy le da como para vencer a los políticos tradicionales que ya están pelando el cobre, dejando “ver el hambre” y que —como sucedería con ese outsider— también están apostándole a la honestidad.
Hablando anoche con un colega sobre quién podría ser ese “distinto” surgió Beppe Grillo, un cómico y bloguero italiano que, aunque no ha llegado a la presidencia, es hoy la segunda fuerza política de Italia, una de las democracias más antiguas del planeta.
Cada noche, Grillo bromeaba con los problemas nacionales y, cuenta él,después de su espectáculo el público siempre le decía: “Beppe, ¿y ahora qué hacemos?”; entonces surgió en 2009 su Movimento Cinque Stelle (Movimiento 5 Estrellas) que tiene ya 11 alcaldes, entre los que se cuentan Roma y Turín, 17 parlamentarios europeos, 91 diputados, 36 senadores y 1.500 consejeros municipales y regionales.
¿Cuál fue la bandera del cómico? ¡Sí del cómico! “La revolución es ser honestos en medio de un sistema corrupto”, dijo en una entrevista a El País de Madrid. ¿Y qué tenemos hoy en Colombia? La corrupción más descarada jamás vista que sobrevive con reformas tributarias.
Según el Observatorio de democracia de la Universidad de los Andes, 6 de cada 10 colombianos se declaran muy insatisfechos con la forma en que la democracia funciona en el país, 8 de cada 10 no saben si su concejal quedó elegido; 4 de cada 10 personas no confían en el Congreso de la República; 6 de cada 10 no confían en los partidos y/o movimientos políticos; 5 de cada 10 colombianos no están conformes con la democracia, y apenas 1 de cada 2 colombianos aprueba el sistema político tal como funciona ahora.
Por lo anterior, nuestros nacionales no participan en el sistema democrático en general, creen que el Congreso es un espacio de corrupción, no proponen cambios en el sistema democrático, no se informan sobre el ejercio político de sus líderes, no participan en el acontecer político y –por supuesto- no votan.
Quiero ver al outsider colombiano renunciar, como Grillo,
a buena parte de su sueldo;
y negarse a pactar con el resto de los partidos políticos tradicionales
Tal vez la credibilidad del genovés Beppe Grillo no esté solo en sus críticas, sino en sus acciones. Quiero ver al outsider colombiano renunciar, como Grillo, a buena parte de su sueldo; rechazar los 42 millones de euros de financiación pública que le correspondían y negarse a pactar con el resto de los partidos políticos tradicionales. Ese “sacrificio” con pasada de saliva y saltada de ojos no la veo en ningún colombiano; ¿O será posible?
Hay que ver que los integrantes de Movimento Cinque Stelle son jóvenes licenciados sin pasado político que desde sus cargos públicos operan fundamentalmente como fiscalizadores de los abusos de los tradicionales, que han pagado su inexperiencia y están bajo la lupa de unos medios de comunicación desconfiados y hostiles, y a los que este outsider ha acusado públicamente de deshonestos intelectuales al servicio de los grandes intereses políticos y empresariales.
Pero Beppe no solo con la fuerza de sus críticas podía conquistar a los electores, y menos iba a tener acceso a los medios tradicionales que eran también blanco de sus críticas. ¿Saben también en qué se apalancó? En la tecnología. Desde 2005 inició el “asalto al poder” con Gianroberto Casaleggio, un empresario milanés experto en redes, quien reforzó el blog del cómico con una plataforma que le permite a él y a sus dirigentes mantener contacto directo con la militancia y consultarla sobre temas electorales. A través de su página, que suma 160.000 visitas diarias, le apuesta a la transparencia mostrando todo lo que hace. De hecho, sus seguidores participan en la estructuración de las propuestas legislativas. La apuesta entonces es también a través de una plataforma poderosa de participación, aunque reconoce que se ha perdido de conquistar a los viejos que aún escogen a su favorito de lo que ven en la pantalla chica, o leen en los periódicos, o escuchan en radio.
En últimas, mi espera no es porque necesariamente crea que un outsider será el salvador, y menos un cómico (por lo menos Hugo Patiño y la gorda Fabiola dieron muestras de que por ahí no es), sino porque Colombia con el triunfo del No, no solo hace parte de los países que se salieron del molde, sino porque tiene todo para que llegue a ganar cualquiera que no suene a lo mismo de siempre… Y eso, sin saber quién, también es preocupante.
¡Hasta el próximo miércoles!