Claudia López y su discursito anti-corrupción

Claudia López y su discursito anti-corrupción

La senadora a aprovechado el escándalo Odebrecht para disparar su campaña a la presidencia

Por: Cristian Piñeros
febrero 08, 2017
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Claudia López y su discursito anti-corrupción

Diferentes movilizaciones ciudadanas han surgido en los últimos meses a partir de los diferentes escándalos de corrupción que han surgido en las altas esferas del poder nacional y en diferentes escenarios locales. Los ejemplos abundan, el primero que se le pase por la cabeza será un buen ejemplo.

En época de elecciones, estos escándalos han servido para que algunos políticos tomen las banderas de la lucha contra la corrupción como estrategia de campaña por dos grandes razones: en primer lugar porque es un tema bastante sensible en un país con altísimas percepciones de corrupción, y en segundo lugar porque es un tema con el que se le puede hacer contrapeso al actual discurso del gobierno nacional sobre la consolidación de la paz territorial en el país mediante la refrendación de los acuerdos de paz con las FARC-EP y los diálogos con el ELN que han empezado su fase pública. Si se parte de este escenario, se tiene que esta estrategia es bastante viable para lograr capturar votos pero además para fortalecer políticamente las bases de los partidos de los precandidatos presidenciales que han emprendido una estrategia mediática bastante fuerte para adueñarse del discurso anticorrupción en el país: El partido Verde con Claudia López a la cabeza y el Polo Democrático (lo que queda) con Jorge Robledo.

Esta estrategia mediática ha consistido en la publicación de libros (como en el caso de Robledo), movilizaciones ciudadanas (como en el caso de la consulta anti-corrupción) y la aparición de una cantidad bastante grande de "analistas" expertos en la materia en programas radiales y de televisión. Esta, es una buena estrategia de canales como RCN para hacer oposición al gobierno y de partidos diferentes a la Unidad Nacional para darse a conocer entre el votante promedio. La aparición de este discurso se vende como una oportunidad de derrotar la imperante corrupción en el establecimiento mediante una revolución ciudadana, pero cuando se revisa el discurso se puede encontrar que al igual que con el discurso de la paz, la reivindicación de este discurso anti-corrupción se presenta como una estrategia oportunista que se concentra más en los resultados de la corrupción que en las mismas causas y no presenta estrategias de fondo para combatirla efectivamente, más allá del cambio de los gobernantes de turno que propicien una "revolución" en todo el establecimiento que reestablezca la fracturada institucionalidad del país.

Y entonces aparecen diferentes políticos y columnistas en la prensa haciendo análisis bastantes mediocres sobre la corrupción en el país: hablan de sobornos, coimas, contrataciones a dedo y la "corrupción en el poder" como si fueran cosas que los colombianos no supieran, o no hubieran sido suficientemente ilustrados al público por la prensa. En otras columnas se atribuye la corrupción como consecuencia de modelos como el neoliberal, o de las privatizaciones como si en otro tipo de estructuras del Estado no pudiera presentarse este problema o el Estado no pudiera capturarse. En diferentes programas de radio se convocan a economistas y abogados para decirle a la gente que la corrupción tiene efectos sobre el desempeño institucional, los ingresos públicos entre otras cosas, como si fueran revelaciones o como si fueran datos que no son relevantes y que deberían ser tenidos en cuenta en la discusión. Las discusiones carecen de profundidad y no pasan de la denuncia y del señalamiento directo. Este nivel de la discusión es apenas conveniente para los fines electorales con los que ha surgido este movimiento anti-corrupción, pero no ha logrado llevar la discusión al plano de las reales causas y de las verdaderas soluciones a este fenómeno que realmente nos afecta a todos como colombianos.

Más allá de la identificación de todos los efectos de la corrupción, los esfuerzos ahora deberían enfocarse a convertir este oportunismo en una verdadera oportunidad para empoderar a los ciudadanos y dotarlos de las armas suficientes para convertirse en defensores de esta causa anti-corrupción, la responsabilidad frente a esto es institucional pero también de diferentes sectores como la academia y las organizaciones ciudadanas que trabajan sobre estos temas.

¿Cómo convertir este oportunismo en oportunidad? En mi opinión, hay varias vias:

La primera está en un ejercicio académico riguroso que se encargue de presentar los resultados de forma sencilla a la ciudadanía y con resultados que le permitan a las personas entender las diferentes formas en las que se puede entender la corrupción: desde la definición hasta los diferentes niveles en los que se puede dar en el país, tanto a nivel local (como en el caso de los hospitales públicos y la asignación de recursos en educación) como a nivel nacional (contratos para construcción de grandes obras civiles o los beneficios a terceros en el tramite de decretos y leyes en el congreso) y los diferentes matices que los poderes locales de facto pueden ofrecer al análisis del problema (Como la influencia paramilitar en el congreso o el gobierno en zonas de mineria ilegal). La socialización de este tipo de investigaciones por parte de la academia, no solamente están dotando de insumos a la comunidad para entender las estructuras institucionales que rodean su entorno sino también permite empoderar diferentes iniciativas desde el activismo que permiten un mayor interés y vigilancia por los recursos públicos y el funcionamiento de la burocracia local.

Este ejercicio académico también requiere de analistas mejor preparados, de opinadores que lean más sobre el tema y de un ejercicio más responsable de debate en los medios de comunicación.

Otro trabajo corresponde a los políticos desde la institucionalidad y desde sus campañas y está en enseñar a los colombianos las diferentes figuras legales bajo las cuales se pueden tipificar conductas corruptas ¿Los colombianos de a pie conocen las conductas que pueden configurar un peculado, un prevaricato o un cohecho? (Aquí las diferencias) ¿Están listos para identificar y denunciar las conductas corruptas en sus territorios? La pedagogía en materia de corrupción no solamente está en la denuncia sino también en la enseñanza de diferentes conceptos que le pueden servir a la ciudadanía para estar mucho más pendientes de su entorno. Las denuncias sobre la poca protección y las amenazas hacia diferentes líderes sociales que denuncian casos de corrupción y el trámite de estas quejas ante las instancias correspondientes también son una materia pendiente que tienen estos políticos y todos los otros que aunque luchan frontalmente mediante el discurso contra la corrupción, no se han encargado de construir desde la base, lo cual es fundamental para el éxito de su estrategia.

La principal responsabilidad del empoderamiento de los ciudadanos en la lucha contra la corrupción la debemos asumir los mismos ciudadanos, por lo que delegar la responsabilidad a los políticos mediante el voto u otros mecanismos como la estrategia más importante para combatir la corrupción es una estrategia facilista y perezosa si no se asume la tarea de enseñar a los ciudadanos las diferentes herramientas que tienen a la mano para combatir la corrupción desde la veeduría ciudadana, la vigilancia y la movilización. Aunque es una buena estrategia de mercadeo político hacer que la gente "salga a votar berraca" contra los corruptos, es una estrategia mucho más sana y loable la de la pedagogía y la de la construcción desde la base en la que se resalte el trabajo de diferentes organizaciones civiles en su lucha contra la corrupción sin capitalizar sus triunfos como logros políticos. Una campaña por la transparencia debería llevarse con transparencia desde el principio, y por eso siempre es útil conocer las intenciones reales de los políticos que tienen diferentes banderas, en este caso la bandera anti-corrupción.

Bienvenidos sean diferentes elementos al debate desde todas las esquinas y que las discusiones de más alto nivel puedan ser aterrizadas a los ciudadanos y no se queden en los recintos de las universidades, las UTL y los recintos de los diferentes escenarios municipales y nacionales donde se discuten los recursos públicos. Todos los esfuerzos para combatir la corrupción requieren que nos involucremos y para ello se requiere un análisis responsable, discusiones más serias y sobre todo propuestas realmente concretas para los colombianos para que salgamos a votar con más argumentos que emociones.

 

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