John Steinbeck, Premio Novel de Literatura 1962, retrato en su obra una realidad que viene repitiéndose una y otra vez, quizá en distintas épocas, pero siempre con la misma necesidad destructiva. Una de sus obras que más lo reflejan es La Perla, donde la precaria situación del protagonista se fortalece por los intereses egoístas y un mundo sin oportunidades para quien tiene poco, y está en constante riesgo de perderlo.
Kino, Juana y Coyotito son el reflejo de una sociedad que no ha cambiado su manera de tratar a los más desamparados. Para los gobiernos parecen no existir, como si fueran solo un invento estadístico que los perjudica anualmente al hacer recuento de su gestión. Y sin hablar de los medios de información, interesados únicamente cuando esta población muestra su peor cara tras meses de suplicas y denuncias, sin más opciones que acudir a la violencia; o cuando la desnutrición cobra la vida sin distinguir edad ni género. La muerte solo busca saciar su sed de sangre gracias a la negligencia del sector dirigente.
En Colombia puede llegar a ser un gran ejemplo de desigualdad y desinterés hacia la población más vulnerable. Pueblos enteros que piden ayuda del Estado porque los campos no alcanzan para sostener a sus familias. Otros llevan meses, inclusive años, sin suministro de agua apta para el consumo. Sin mencionar las comunidades donde los servicios de salud son un puro invento, un mito, algo surreal, simplemente un imposible, porque nunca han sido valorados por un médico ni recetados. Derecho a una vivienda digna, educación, respeto por la vida, libertad de ejercer sus creencias, y demás líneas en la sagrada carta constitucional es una mera ficción.
Y sin mencionar a la capital, Bogotá, por estos días calificada como la capital de paz e igualdad. ¿Paz e igualdad? Paz, cuando en las calles deambulan miles de personas sin hogar, sumidas en las drogas y que la única manera de sobrevivir es mendigando, robando, prostituyéndose, asesinando, porque las opciones son pocas al ser vistos por la “gente bien” como escoria. Igualdad, en una ciudad donde los menores no asisten a clases, aprenden y edifican un mejor futuro, sino están en el transporte público o en los semáforos en busca de unos cuantos pesos para llevar a su familia o enriqueciendo a individuos inescrupulosos.
La obra de Steinbeck debería calificarse como crónica de una realidad incómoda para la sociedad. Kino es la fiel muestra de padre, esposo e hijo que pese a todas las adversidades busca un mejor devenir para los suyos. Sin dejar a un lado la figura de Juana, fuerte, razonable, entregada sin esperar recompensas, luchando por el bien común. Y Coyotito, la esperanza, oportunidad de cambio y vida, pero al igual que muchos niños, condenado a enfrentar un destino fuera de sus manos.
Caricatura cortesía de Betto en http://bettoespectador.blogspot.com.co/2013/05/desplazados.html
@Cristian_Jz