Henry Marsh nunca imaginó que las memorias que escribió durante sus años como neurocirujano se convertirían en un best-seller. Ante todo no hagas daño es el resultado de más de 30 años escarbando en el órgano que posibilita el razonamiento humano. En 2016 libro fue catalogado como el mejor del año por los diarios The Economist y Financial Times. El neurocirujano británico, que ha operado a más de 15.000 pacientes a lo largo de su carrera, estará este sábado en Cartagena para participar en un conversatorio durante el Hay Festival 2017.
Todo empezó a los 18 años. A esa edad abandonó sus estudios de literatura y terminó trabajando como portero en un hospital de Londres. Fue ahí donde decidió que lo suyo era la medicina. Se especializó en neurocirugía después de haber sido asistente de un neurocirujano, durante una operación de una aneurisma cerebral, que le pidió ayuda para colocar un diminuto clip de titanio en una arteria a punto de estallar. “En aquel momento, comprendí por qué se comparaba este tipo de operación con la función de desactivar una bomba”.
Aunque no ha publicado ninguna investigación relevante o descubrimiento novedoso para la neurociencia, Marsh es casi una deidad en su campo. Todo por sus manos. No en vano fue el primer neurocirujano en operar a un paciente con anestesia local. Mientras abría su cabeza le preguntaba si podía mover el brazo. Fue posible porque lo que duele son los músculos y la piel. Ni el cerebro ni los huesos del cráneo sienten el dolor. Tenía 39 años cuando lo hizo.
Es férreo crítico del sistema de salud del Reino Unido. Un día después de que el primer ministro británico David Cameron dijera que Ante todo no hagas daño le encantó, publicó una carta en el Daily Mail despreciando su política sanitaria. Henry Marsh piensa que el problema es la falta de dinero y quiere que reconozcan que no se puede mantener un sistema de salud de la mejor manera si no aumentan los presupuestos destinados para tal.
Ha salvado incontables vidas pero recuerda tres pacientes suyos que han muerto durante la cirugía. Al médico le pesan más los casos fallidos que los exitosos y en esos casos lo más difícil es darle la noticia a la familia. Dicha tarea requiere casi que un entrenamiento que no se enseña en ninguna parte. Marsh es enfático en el trato humano que los médicos deben darle a los pacientes y piensa que si bien es cierto que debe haber un distanciamiento, se necesita mucho tacto para tratar a cada uno. Odia los hospitales. Los considera lugares poco saludables que son muy parecidos a las cárceles. Cada ingresado tiene un número, un uniforme y una pequeña habitación.
Luego de más de tres décadas operando, decidió jubilarse. Sin embargo, no se retira de los quirófanos. El documental The english surgeon, que cuenta su historia, lo muestra durante una visita a Ucrania para acompañar a su colega Igor Petrovich Kurilets. Desde entonces visita el país una vez cada año. Igual lo hace en Albania, Kurdistán y Nepal. Todo con el objetivo de transferir sus conocimientos a colegas de países en desarrollo.
Los críticos han destacado que su libro permite al lector mirar la medicina de otra forma. Hace que el paciente se ponga en el lugar del médico y logra humanizar su carrera. Ante todo no hagas daño brinda una visión cercana, libre de tecnicismos, en 356 páginas sobre una de las profesiones más antiguas del mundo. Hay quienes se sorprenden cuando se enteran que el hombre que lo escribió no crea en el alma. Para el autor “Cuando el cerebro muere todo se apaga”.