La periodista Natalia Orozco luce cansada. Acaba de terminar cuatro años de rodaje de El silencio de los fusiles, el primer documental que narra el proceso de paz con las Farc. Aunque tuvo el apoyo financiero de RCN, el canal Arte (de Francia) y de cinco fondos de cine, el precio que tuvo que pagar por ser una de las periodista que narra el fin de la guerrilla más antigüa del mundo por medio de las voces de sus protagonistas, fue alto. Sin embargo, sus ojos se iluminan cada vez que habla del rodaje. Para ella cada centavo y cada segundo invertido valieron la pena.
El documental, aún no ha sido estrenado pero tendrá el honor de abrir el Festival Internacional de Cine de Cartagena -FICCI- el 1 de marzo.
Natalia Orozco entrevistó a cada uno de los protagonistas del proceso de paz con las Farc.
El silencio de los fusiles, que contó con el montaje de Etienne Boussac (editor de El abrazo de la Serpiente) y la música original de Alejandro Ramírez Rojas, reúne testimonios de las Farc y del gobierno. Personajes como Juan Manuel Santos, Humberto De la Calle, Rodrigo Londoño, Iván Márquez o Sergio Jaramillo son solo algunos de los que cuentan en detalle la historia del proceso, con sus altas y bajas desde la primera posesión de Santos en 2010 hasta la firma a finales de 2016. También hay voces de víctimas del conflicto.
El resultado final causa distintas reacciones en cada espectador. Orozco lo ha mostrado en privado a gente de izquierda y de derecha. Le sorprende que unos le digan que es muy crítica con las Farc y que otros le digan que por el contrario le faltó más mano dura. Para ella, todo depende de la ideología del espectador. Tal diversidad de comentarios ante un mismo documental le indica que logró su objetivo de obtener el documental más honesto posible. “A veces hasta pelean con los personajes. Un colombiano no lo logra ver en silencio porque estamos viendo nuestra propia historia”.
Una fotografía muy producida podía idealizar a las Farc o al gobierno. "Aquí no se podía estetizar a nadie. Con Etienne, el editor, tomamos la decisión de sacar varias secuencias que visualmente eran bellísimas". Asimismo se tomaron otras decisiones, como dejar el documental de 2 horas, que tal vez no le favorezcan para ganar premios en festivales de cine. Lo hizo porque el objetivo, más que lograr una cinta cinematográficamente impecable, era conseguir un documento histórico que sirva para explicarle a futuras generaciones lo que pasó en Colombia.
Recuerda que en una de las proyecciones privadas una profesora francesa, que no sabe nada de Colombia, le dijo que se sentía viendo una película de suspenso. "Pues es que así fue el proceso. Ese suspenso lo vivimos todos los colombianos cada vez que había un ataque y tambalean los diálogos. Yo no escribí ningún guion".
Entre los muchos retos que tuvo la producción tal vez el más complejo fue arrancar a rodar en 2012 sin saber qué era lo que iba a grabar, ni cuánto tiempo le tomaría. Si el proceso no resultaba exitoso hubiera sido un documental sobre un intento. Por aquella época entrevistar a un guerrillero era estigmatizarse. Orozco fue de las primeras periodistas en arriesgarse y la decisión fue conversada con su familia.
Orozco se encarga de dejar claro que aunque buscó el mayor equlibrio posible se trata de un documental de autor. No en vano su voz acompaña la narración de principio a fin. Además, empieza y finaliza con imágenes de ella en una sala de edición. Recientemente empezó la negociación con el ELN en Ecuador. Aunque Orozco no se arrepiente de la inversión física, económica y energética que le valió documentar el proceso de paz con las Farc dice que no lo volvería hacer con el ELN. "Documentales como este son para hacerlos una sola vez en la vida y ya".
