El 6 y 7 de diciembre del 2016, las delegaciones del Gobierno Nacional y de las FARC llegaron a la escuela de Caño Indio a tratar de negociar con los pobladores los aspectos logísticos que se requerían para la constitución de la Zona Veredal Transitoria de Normalización (ZVTN). De manera tardía y cuatro meses después de que se había anunciado esta zona, se buscaba concertar en dos días, los lugares de arrendamientos para los campamentos, así como acordar un plan de sustitución de cultivos de uso ilícito. Es de recordar, que el Acuerdo de Paz, establece que en estas zonas, no pueden haber este tipo de cultivos.
La citada reunión empezó mal. Además de la presencia de los representantes naturales de las veredas, es decir de los presidentes de las juntas de acción comunal (JAC), la organización ASCAMCAT decidió tomar la vocería, impidiendo el acceso de la población al recinto con su fiel e intimidadora guardia campesina. Los verdaderos afectados de cualquier plan de sustitución, tuvieron que conformarse desde las ventanas a escuchar lo que se discutía en la reunión. ASCAMCAT no estuvo representado por cualquiera. Estuvo su plana mayor, encabezada por Cesar Jerez y Juan Carlos Quintero. A pesar, como dicen muchas de las personas que entreviste de la zona, de que esta asociación solo había hecho presencia esporádica en los últimos años, estos líderes asumieron su postura de defensa del campesino cocalero frente a cualquier iniciativa gubernamental.
Una vez empezó la reunión, las cosas parecieron no mejorar. El Gobierno Nacional, quien ya tenía una experiencia amarga con esta organización debido al fracaso de la Mesa de Interlocución del Catatumbo- MIA (y no necesariamente por culpa de la administración de Santos), había advertido que no quería intermediarios en el proceso, sino quería negociar directamente con el campesino. Esta posición aunque tiene sus contras por la posición de desventaja que tiene el trabajador de la tierra frente a los técnicos de Bogotá, también permite que aquellos que serán directamente afectados sean los que tomen las decisiones sin distorsiones ni agendas ocultas.
Al trascurrir la reunión, ASCAMCAT presentó su propuesta de sustitución, construida por ellos y validada, según me cuentan, en reuniones de más de 100 personas, en donde no fue posible protestar o preguntar. La propuesta, como en otras ocasiones (MIA Catatumbo) estaba fuera de la realidad y muy por encima de aquello pactado en el punto número 4 del Acuerdo de Paz. Esta incluía un programa de sustitución gradual y el pago de tres salarios mínimos por tres años para cultivadores y dos salarios mínimos mensuales por dos años para raspachines. Así mismo, la entrega de bonos y mercados canjeables por alimentos, por 36 meses para aquellos que se acogieran al plan. Es casi seguro, que en el caso que se hubiese llegado a un acuerdo, ASCAMCAT, como en el pasado, hubiese exigido ser el operador para la entrega de estos beneficios. Así mismo, se planteaba la inclusión de otras tres veredas, por ser estas aledañas a Caño Indio y por verse afectadas por la eventual instalación de la ZVTN.
Como era de esperarse, el Gobierno Nacional rechazó la propuesta, argumentando que su marco de negociación estaba definido por el Acuerdo de Paz: sustitución inmediata, remuneración mensual (un millón de pesos) por un año, proyectos productivos a largo plazo y huertas caseras. La Asociación, y los presidentes de las JAC (altamente influenciados e intimidados por ASCAMCAT) manifestaron su negativa, llegando al punto de condicionar el establecimiento de la ZVTN a la aceptación de su propuesta. La reunión fue suspendida hasta la semana siguiente.
Días más tarde, un líder de la zona denunció ante Caracol Radio las presiones de ASCAMCAT, rechazando la representación de esta organización ante estos espacios (http://caracol.com.co/emisora/2016/12/09/cucuta/1481301003_663126.html). Al día siguiente, los líderes de ASCAMCAT, bastante enojados, llegaron a Caño Indio, buscando al líder que se había atrevido a dar tan atrevidas declaraciones. Por temor, y aunque se supo quién era el líder, este no quiso decir su nombre. Se acordó, sin embargo, que serían los presidentes de las JAC y no ASCAMCAT quienes tomarían la vocería en la próxima reunión con el Gobierno y las FARC.
No obstante lo anterior, el 15 de diciembre, ASCAMCAT reunió a las veredas (con muy baja participación) para poder “asesorarlos” en lo que debían decir en la reunión. A la Diócesis de Tibú, quien también había sido nombrada acompañante del proceso, se le impidió su ingreso a esta reunión.
El 16 de diciembre, no llego nadie. Los miembros de la comunidad y ASCAMCAT se quedaron esperando a las delegaciones. La falta de una decisión por parte del Gobierno Nacional fue aducida por los funcionarios para no llevar a cabo este encuentro. A partir de aquí, lo que vinieron fueron diferentes declaraciones del gobierno sobre las preocupaciones por los retrasos de Caño Indio, y notas de prensa sobre el abandono histórico de esta zona.
Finalmente el 18 de enero, en una rueda de prensa del Alto Comisionado, se informó que las partes habían acordado trasladar la zona veredal a otra vereda de la Gabarra (corregimiento de Tibu) debido a los problemas que se habían presentado en el tema de sustitución, especialmente la falta de concertación con la población y sus altas exigencias.
Olvido el Gobierno mencionar, que la presencia de ASCAMCAT en este proceso de negociación influyó negativamente para este resultado. Por un lado, las comunidades, quienes siempre habían permanecido en el rezago, fueron engañadas por ASCAMCAT. Con mentiras sobre su liderazgo y su alto nivel influencia ante el Gobierno y las FARC (por ser supuestamente uno de los artífices del modelo de sustitución incluido en el Acuerdo de Paz), convencieron a varios campesinos, particularmente a las directivas de las JAC, de que su presencia garantizaría un acuerdo a su medida. “Ya nos conocen, saben que con nosotros no se puede jugar”, repitieron varios de los principales líderes de esta organización.
Y por el otro falló enormemente el Gobierno Nacional, al caer de nuevo en las falacias de ASCAMCAT sobre su gran nivel de representación del Catatumbo. Llevó más de un año en la zona y cada día crecen más los descontentos sobre la representación que dice tener ASCAMCAT (ver los casos de La Gabarra, la Angalia). Inclusive hay rumores de corrupción sobre los dineros que se entregaron en el fracasado programa de erradicación liderado por ASCAMCAT después del paro del 2013. Como se han preguntado varios campesino, donde están los miembros que dicen tener? Porque el Gobierno no le ha exigido a esta organización que presenté sus miembros? El Gobierno debió exigir desde un primer momento la participación directa de las comunidades, tal y como lo establece el Acuerdo de Paz. Prefirió, de manera improvisada, sentarse a negociar con unos pocos que buscaban proteger otros intereses (acceso a contratos, ser operadores).
Las conclusiones entonces de este episodio son varias. En primer lugar, el Gobierno ha decidido sentar una posición fuerte (por primera vez) con ASCAMCAT, al rechazar su liderazgo (de manera indirecta) y su propuesta de sustitución. En anteriores ocasiones (MIA Catatumbo), ASCAMCAT les había hecho creer que ellos eran los lideres naturales del campesinado catatumbero. Incluso llegaron a exigir que cualquier proyecto que pretendiera llegar al Catatumbo debía ser avalado por ellos. Cuando finalmente el gobierno aterrizó en la zona, se dio cuenta que existían otros procesos muy significativos que rechazaban las prácticas de intimidación y presión ASCAMCAT. Segundo, ASCAMCAT, quien se decía contaba con un respaldo incondicional de las FARC, ha ido perdiendo terreno frente a este grupo insurgente. Como me manifestó un residente de la zona : “ Las FARC quieren llegar al territorio a generar a alianzas, y ASCAMCAT no le está ayudando”. Que las FARC hayan ZVTN definido trasladar la zona, podría ser una muestra de su inconformismo con la organización. Finalmente, las comunidades tendrán que empezar a apropiarse de los espacios de negociación para la sustitución de cultivos. Aunque no cuenten con todas las capacidades técnicas, son ellos los que deben sentarse en las mesas de concertación y liderar los programas de desarrollo rural y de sustitución de cultivos que empezarán a llegar. ASCAMCAT, desafortunadamente, no ha entendido ni entenderá que no pueden asumir la representación del campesino y menos cuando esta ha sido impuesta.