Más que buscar una solución a una problemática que después de casi seis meses creo haber resuelto, quiero hacer público este caso que me sucedió con un banco que tiene como lema mirándote a los ojos, pero que lo que hace es burlarse y hacer con sus usuarios lo que le da la gana.
Hace varios años adquirí un par de productos con el Banco Falabella, mismos que debido a problemas financieros y a quedarme durante algún tiempo sin trabajo, debí reestructurar y posteriormente llegar a un acuerdo de pago. Hasta allí, lo normal. Si es que se puede llamar normal a la persecución a la que son sometidos los deudores de las entidades financieras aa través de las casas de cobranza.
Pero la odisea no estuvo allí. Curiosamente el problema empezó luego de haber pagado la totalidad del monto adeudado y por adelantado incluso.
Según Falabella, seis meses después aún figuro en su lista de morosos porque la casa de cobro asignada a mi proceso, ha rechazado reiteradamente mi solicitud de paz y salvo. Por su parte, E y C Consultores Ltda me dice que no debo nada, que ellos reportaron los pagos y que el problema es del sistema de Falabella el cual fue cambiado el año pasado y que cambió voluntaria o involuntariamente el número de mi crédito, razón por la cual los pagos a la deuda no aparecían.
Cada principio de mes la historia se repetía. La casa de cobro al teléfono, al correo, al celular, los veía hasta en la sopa, para cobrarme y luego de extensas llamadas decirme que perdonara pero que en efecto no debía nada y que podía solicitar mi paz y salvo en diez días hábiles. Así se fueron 180 días hasta que literalmente me mamé.
Con los soportes de pago en mano, con el acuerdo y con las constancias de rechazo de emisión de paz y salvo me acerqué de nuevo al Banco a solicitar de una vez por todas el bendito papel que me permitiera retomar mi vida comercial y crediticia.
Afortunadamente, y todo hay que decirlo, me encontré con Isabel, una asesora muy servicial y dispuesta del Banco en su sede del Centro Comercial Santa Fe de Medellín, quien me ayudó a solucionar el inconveniente.
Fueron dos horas entre discusiones telefónicas con la casa de cobranza que debí grabar para hacer valer mis derechos y entre negativas de Falabella a entregarme documentación personal que me sirviera de soporte a mis reclamaciones.
Bastó con mencionarle a la entidad de cobranzas que este caso se haría llegar a la Super Financiera y a la Superintendencia de Industria y Comercio para que “mágicamente” el sistema de Falabella se arreglara y el trámite que siempre tardaba diez días hábiles, se hiciera en diez minutos.
Luego de esas dos horas, que luego de 180 días no son nada, me entregaron el certificado de paz y salvo de un crédito con la siguiente observación en voz baja, como para que no quedara mucha evidencia “Este paz y salvo tiene un número de crédito, si llega a tener problemas lo presenta y le generamos el paz y salvo con el otro crédito”. Ahhhh !!!!! Hágame el favor. ¿O sea que en palabras más palabras menos me entregaron un papel que puede tener cero validez porque en su sistema puedo seguir apareciendo como deudor?
Habrá que esperar hasta que San Juan agache el dedo y hasta que Falabella se digne retirarme de las centrales de riesgo y de paso conocer que opinan de este caso los entes reguladores de la banca y las asociaciones de usuarios y consumidores del país, pero es triste la realidad de un sector que cada días es más vital para las familias colombianas que en su mayoría, gracias al mismo estado, deben vivir del crédito.