"Si no tiene para viajar, mejor quédese en Bogotá y no venga a San Andrés"

"Si no tiene para viajar, mejor quédese en Bogotá y no venga a San Andrés"

Así fue la experiencia de un turista estrato 2 con su familia en San Andrés.

Por: MARIO HERNANDO FLÓREZ VANEGAS
enero 11, 2017
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Quiero compartir la experiencia de mi familia como turistas estrato dos en San Andrés.

Luego de ahorrar por más de un año y hacerle la cacería por otro a unos pasajes económicos, me encontré con una nueva aerolínea de bajo costo. Fue así como pudimos todos ir al paraíso sanandresano.

En aeropuerto El Dorado vino la primera sorpresa. El impuesto para ingresar al Departamento de San Andrés había subido de 50.000 a 100.000 pesos. Es decir, adicional a los pasajes hay que sumar este impuesto. El día que uno viaja a la isla le cobran 100.000 pesos por persona, por concepto de una tarjeta de turismo que hay que comprar para entrar a allá ¿En qué otra parte de Colombia se ve que a uno le cobran por pisar su propio país?

El taxi del aeropuerto Gustavo Rojas a un hotel en el centro de la isla, a cinco minutos de viaje, costó 30.000 pesos. Luego me entero que me tumbaron, porque lo normal son 20.000. Caro también.

El primer día en la playa del centro no se quedó atrás. Alquiler de carpa $30.000, o de sillas plásticas a $5.000. Almuerzo en la playa $30.000, cerveza inicialmente a $5.000, luego me la dejó a $4.000, (se me notó mucho el estrato).

Segundo día a Jhonny Cay y ahí comenzó el peligro. En el “puerto" de embarque toca esperar a que se complete el cupo del bote, pero no hay asientos suficientes, ni un sanitario en ese sitio. Nos embarcamos de primero, luego más y más gente. Pregunté si eso no es sobre cupo, la respuesta fue que en cada tabla cabían perfectamente cinco pasajeros. Sí, sí los caben, pero no dejaba de ser sobrecupo. Durante el viaje las olas movían la embarcación muy fuerte, parecía que se fuera a voltear. Las dos personas encargadas del bote nos calmaban y pedían que disfrutáramos del mar, hacían chistes para mitigar el susto, que no había peligro.

Al llegar a Jhonny Cay otra sorpresa: había que pagar otro impuesto ecológico de $5000, dizque para proteger la isla, como si no hubiera pagado casi 100.000 por persona para ingresar a San Andres. Nos ofrecieron un viaje de Jhonny Cay al acuario por $20.000 en una lacha con piso transparente para observar los peces, me pareció caro para un recorrido de escasamente 15 minutos. De regreso a Jhonny Cay a disfrutar la playa y del más hermoso mar colombiano. Llegó la hora del almuerzo y vino otra  decepción: los baños, a 1000, son nauseabundos, antihigiénicos  e insuficientes. El almuerzo preparado en condiciones parecidas, no inspira confianza, pero no hay alternativa. Toca pagar otros 30.000, que se convierten en 35.000 porque no viene con sobremesa. Si quiere una bebida vale $5.000. Para que lleven una idea, ese almuerzo en plaza de la Macarena en Bogotá vale $8000 con sobremesa y de mejor tamaño.

El regreso de Jhonny Cay a San Andres fue otro sufrimiento. Subir a los botes fue caótico: ví una señora que le faltaba una pierna, niños y ancianos pelearse por subir a estas embarcaciones. Los encargados no saben de orden, de prioridades ni de medidas de seguridad. Fue mayor el sobrecupo para el regreso y sin chalecos salvavidas para todos.

Tercer día en la playa de Rocky Cay. Ahí también hubo problema, ya que con base en la experiencia, compré una nevera de icopor y llevé las bebidas y el almuerzo, pero cuando intente acceder a la playa me dijeron que estaba prohibido ingresar alimentos y bebidas. Le pedí al señor vigilante que llamara al gerente por que las playas son públicas. El gerente, de manera grosera, me respondió que si no tenía para pagar los costos de viajar me quedara en Bogotá y no nos permitió el paso. Eso fue humillante, máximo al frente de mis hijos y nietos de 14, 6 y 2 años quienes estaban asustados ante la actitud del gerente, más que con la del vigilante.

El último día decidimos conocer otras partes de la isla. Tomamos un bus, pero el piso de éste estaba roto, algunas partes del piso tocaba las ruedas en movimiento, por lo que decidimos no continuar. Nos bajamos y continuamos caminando pero pasó otro bus con mejor aspecto y lo tomamos. Ahí sí disfrutamos de recorrido por otras  partes de la isla que no se ven en la zona turística. Construcciones hermosas, llenas de color, de niños de gente que va a su trabajo. Llama la atención muchas construcciones construidas con buen gusto pero que se están cayendo.

Finalmente, quiero preguntar ¿dónde están las autoridades departamentales cuidando al turismo, su principal ingreso? Es inaudito que se incremente el impuesto en un 100% y no se garantice lo mínimo a los turistas: la seguridad. Es inconcebible que por estos días hayan cerrado la pista del aeropuerto por el mal estado de las luces. ¿Si se pagan 100.000 pesos por turista por qué el aeropuerto está en ese estado? A San Andrés le falta mucho para convertirse en un epicentro turístico de nivel internacional. El isleño tiene la mentalidad de que el turista está obligado a gastar y mientras eso siga así es difícil que la industria del turismo en San Andrés mejore ¿Dónde están esas autoridades para regular el servicio de transporte tanto de taxis como de buses? ¿Dónde están los entes de control? ¿Hay Ministerio de Turismo?

 

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