Existen dos paradojas en la política colombiana: la primera es que siempre nos quejamos de los malos gobiernos, pero siempre nos han gobernado los mismos. La segunda y un poco más cruel, es que son los propios votos de la ciudadanía los que eligen a esos mismos gobiernos que tanto criticamos.
El poder político y económico en Colombia está concentrado en no más de 20 familias. Juan Manuel Santos es nieto de Enrique Santos cofundador del periódico El Tiempo junto con su hermano Eduardo Santos, quien además fue presidente de Colombia en 1938. Germán Vargas Lleras, es nieto de Carlos Lleras, ex Presidente de Colombia en 1966 y descendiente también de Alberto Lleras Presidente en 1958; Alberto Lleras junto con Laureano Gómez fueron quienes acordaron cerrar el sistema político con la creación del Frente Nacional en donde se dividieron milimétricamente el gobierno y la burocracia durante 16 años. Álvaro Uribe Vélez ex Presidente, exgobernador de Antioquia y quien ya había sido Senador, representa los sectores más conservadores del país, entre sus defensores encontramos a la Senadora Paloma Valencia (nieta de Guillermo León Valencia segundo Presidente del frente nacional en 1962), al ex Presidente Andrés Pastrana (hijo de Misael Pastrana Borrero cuarto Presidente del Frente Nacional en 1970, gracias a un vergonzoso fraude electoral) y al ex Senador Enrique Gómez Hurtado (hijo de Laureano Gómez, ex Presidente en 1950). Como vemos, siempre son los mismos con las mismas y aunque sin pretender satanizar por seguir una misma carrera familiar (tal como pasa con los cantantes, artistas o deportistas) lo que sí es inquietante es que nos quejemos de los gobiernos que están ejercidos por los mismos y no hagamos nada al respecto.
Sin embargo, también han existido intentos muy interesantes para modificar esa realidad y lograr un gobierno alternativo. El más memorable intento sucedió en 1948 con Jorge Eliecer Gaitán, candidato y seguro presidente de la república de no ser asesinado (desembocando en la creación de las guerrillas) y aunque fue candidato liberal se debe recordar que años atrás había fundado el movimiento UNIR- Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria. Otro antecedente de alternancia sucedió en los 70 con la Anapo- Alianza Nacional Popular, movimiento por el cual Gustavo Rojas Pinilla fue candidato presidencial y fraudulentamente derrotado por Misael Pastrana Borrero, papá del también expresidente Andrés Pastrana, fraude que terminó provocando el surgimiento de la guerrilla del M-19. En los 80 la posibilidad de alternancia la representaron la AD-M19- Alianza Democrática M19, la UP- Unión Patriótica y el Nuevo Liberalismo, pero fueron víctimas de persecución y exterminio físico al punto de sufrir el asesinato de sus principales líderes como Carlos Pizarro, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo y Luís Carlos Galán. Más recientemente tuvimos dos episodios muy significativos para intentar cambiar de manos la presidencia, ellos fueron la creación del Polo Democrático Alternativo y su candidato presidencial Carlos Gaviria y la “Ola Verde” en cabeza del profesor Antanas Mokus, luego de una consulta disputada con Lucho Garzón y Sergio Fajardo.
¿Por qué esos intentos no lograron el objetivo? Además de la estigmatización y la eliminación física, también existe otra razón: hacer creer a la opinión pública que el principal problema del país es la guerrilla y en consecuencia no importa que sigan gobernando los mismos con tal que acaben con esa insurgencia; pero hoy en día cuando estamos ad portas de celebrar elecciones para la Presidencia de la República sin la existencia de las Farc, y por tanto sin argumento para los guerreristas, por fin empieza a emerger con diáfana claridad la principal razón de nuestro atraso: la corrupción; fenómeno que ha alcanzado niveles inimaginados al combinarse con el narcotráfico, los intereses mezquinos de algunos empresarios de la minería y el dominio territorial en regiones estratégicas para el comercio ilícito.
Ese cambio de contexto llena de esperanza a millones de colombianos que cansados de los malos gobiernos y los malos gobernantes han optado por abstenerse de participar en las elecciones, pero que hoy ven reverdecer la ilusión de un gobierno honesto e independiente de la clase política tradicional y de los sectores de contratistas y corruptos que han cooptado todas las instancias del Estado, ilusión que depende del empoderamiento, el compromiso y la participación electoral activa de las amplias mayorías que repudiamos la corrupción.
La esperanza de una presidencia alternativa y diferente a los sectores que han gobernado el país la representan liderazgos de personas como Sergio Fajardo, Jorge Robledo, Gustavo Petro, Claudia López y Antonio Navarro, quienes desde diferentes orillas tienen cosas en común: han luchado contra la corrupción y no representan a las élites tradicionales del poder, nada mejor que una gran coalición alternativa para la presidencia con sus nombres en un acuerdo para un verdadero gobierno de transición hacia el desarrollo y la auténtica democracia. Queda un poco más de un año para esa contienda electoral, las posibilidades están a la orden del día y la decisión está en sus manos.
@Diegohgarzon