Siempre que ocurren hechos así de trágicos y llegan a los medios y redes sociales, la sociedad no se hace esperar pidiendo venganza y cárcel como equivalentes de "justicia". La arenga de "Justicia para Yuliana" significa "que el tipo se pudra en la cárcel" y así lo piden todas las personas que nunca han ido a una cárcel ni conocen cómo funcionan. También el capacitismo que mantiene la estigmatización de las personas con discapacidad psicosocial se exacerba, pues las etiquetas de "enfermo mental" se lanzan por un lado y por el otro, bien sea para la acusación o la defensa.
Todos los días violan niñas y mueren violentamente otras más. Este es sólo el caso que esta vez llegó a medios y que por el tema de clase y alcurnia recibe más atención. Yuliana fue también víctima de esa frontera contundente que marca la Calle 65 con carrera 1a. que quienes vivimos cerca hemos presenciado mil veces. Porque si Yuliana hubiera vivido tres cuadras más abajo, probablemente habría tenido una niñera pendiente de ella, que seguramente sería una mujer que deja a sus hijos solos en barrios como Bosque Calderón para cuidar niñas en el Chicó y traer algo de plata a su casa.
Si me lo preguntan, la mejor reparación ante un caso irreparable como este, es obligar al responsable a sacar a la familia de Yuliana de la pobreza, pagarles una casa, si lo desean en su Cauca natal de donde salieron "para buscar más oportunidades en la capital", pagar la educación secundaria y universitaria del resto de sus hijos e hijas, pagarle capacitación para empleo a los padres, así como consejería y apoyo familiar por el tiempo que lo necesiten. Sin embargo, ningún recurso jurídico actual en Colombia permite que esas cosas pasen de manera inmediata.
A él por su parte, lo deberían poner a reforestar zonas enteras que estén erosionadas, a recoger basura, a reciclar o a usar su conocimiento y plata para construir viviendas de interés social en zonas empobrecidas, que nunca reciba más de un salario mínimo para vivir y el resto sea para organizaciones y servicios para víctimas de violencia sexual. Y la plata que gastamos en cárceles debería irse a eliminar de raíz este machismo que nos acaba y apabulla.
Les cuento la historia como va a pasar. Si dictan la orden de captura, se lo llevan a La Modelo, al patio donde están los ricos y los de plata, que tienen una vida llevadera, con celda propia y con indiscutiblemente mejor comida y comunicaciones que el resto de internos. Su familia no tendrá que hacer las eternas filas de los sábados para visitarlo ni tendrá que pasar por inspecciones vaginales. Dado el pool de abogados que va a tener el señor, el proceso ante el juzgado, entre toma de pruebas, las apelaciones, las objeciones, los aplazamientos, durará como mínimo, lo mismo que el de Colmenares, que es un poco más de cinco años, eso para la condena en primera instancia, que puede apelarse. Para que se ordene pagarle algo de reparación monetaria a la familia, serán por lo menos 10 años mientras se constituyen como parte civil en el proceso penal y otro tanto tiempo mientras se logra ejecutar ese pago. Y en esos 10 años, la vida de la familia de Yuliana no habrá mejorado económicamente, tal vez la madre siga luchando contra la depresión (por lo que la internaron ayer en el Santa Clara, no en la Navarra) para tratar de sacar el resto de sus hijos e hijas adelante, la familia habrá tenido que sobrellevar el duelo mientras sigue viviendo en la lógica que obliga al rebusque. Pero todo el mundo celebrará cuando le metan 20 o 30 años de cárcel al tipo y seguiremos nuestras vidas. Alguno que otro congresista populista meterá un proyecto de ley para aprobar la cadena perpetua y a nadie le importará que las cárceles nunca hayan sido respuesta ni solución para nada.
Y como esta es la historia hoy, creo yo que como comunidad debemos poner toda nuestra indignación en un fondo que vele al menos por el bienestar financiero de la familia de Yuliana por el resto de sus vidas, quienes sean psicólogas expertas en trauma presten sus servicios sin costo alguno a la familia, aboguemos por que tengan vivienda digna garantizada, por que el SENA ofrezca formación ocupacional a la familia, porque las universidades garanticen una beca completa para los jóvenes de la familia que lo necesiten, creemos un frente comunitario que trabaje por el bienestar de los niños y niñas de Bosque Calderón, aboguemos por que las familias de Bosque Calderón no sean víctimas del desplazamiento inminente que causarán en la zona las construcciones y los costos prediales en aumento. Abogo porque generemos soluciones constructivas y sanadoras que al final del día dejen a la familia de Yuliana y a nuestra comunidad en una mejor situación. Nunca he visto una cárcel o un sistema de "justicia" que logre eso.
*Andrea Parra publicó este texto como estado en su Facebook, fue compartido más de 1.400 veces y a raíz de eso decidió buscar la manera de ayudar a la familia Samboni convocando gente que pudiera aportar de diferentes maneras (dinero, apoyo psicológico, servicios médicos, servicios jurídicos, entre otros.)
Este es el formulario: Solidaridad en memoria de Yuliana Saboní.