La galería Casa Cano tiene una exposición que es verdadera una joya. Olga de Amaral con sus sublimes tejidos y Jim Amaral con sus esculturas en bronce.
Olga de Amaral es una artista de talla mundial. Insuperable y sublime. Nadie ha superado su propuesta en el mundo de los hilos. Ella crea ilusiones maravillosas: desde territorios donde uno supone bellas geografías en oro que, por asociación, piensa uno en lejanos mundos precolombinos.
Pueblo V, 2013.
Ella teje para construir dimensiones. Y lo hace desde el principio: un hilo y de hilo en hilo va construyendo pequeños cuadrados que se unen para armar versiones inesperadas que toman volumen y ritmos invencibles en la eterna modernidad de lo clásico.
En otras obras se encuentra el misterio de la noche a donde suceden misterios de la naturaleza. Todo en la vida tiene su propio tiempo. Ella teje, desteje mientras que el color tiene la misma intención de Sintetismo. Todo cambia desde la perspectiva en que se observa: de un lado es azul y del otro verde. También contiene, como los pintores, la profundidad. El primer color alumbra una sombra mientras que la capa siguiente de color predomina en primer plano. Ella es todo: pintora, tejedora que nos asombra cada día porque cambia en el trascurso de la exposición. Es sorprendente poder armar un mundo de hilos que se convierten en lienzos. O de tejidos que nos dan geografías sagradas las señas exactas de lo precolombino.
Corteza (díptico), 2014.
Hombro a hombro ella se inventa historias atadas a lo natural y a lo sagrado. Hilos que son la fuerza armada de la expresión que se entreteje con naturalidad. En ningún momento se siente el esfuerzo de la expresión sino el optimismo de desarrollar una idea diferente que quiere investigar. Junto a un Botero, Olga de Amaral es gente que trasciende a su tiempo y queda en la eternidad.
Frase Nº 11 (Phrase 11), 2014
Jim Amaral -su esposo- ha trabajado en la escultura y ha ido evolucionando. Los muebles surrealistas, las pinturas eróticas de los ángeles del infierno y, en esta exposición presenta pequeñas esculturas que son representaciones de lo mágico del conocimiento. Como comentaba Duván López, es un “Melquíades en busca de la alquimia de la condensación”. Un brujo de la mística universal donde el totem sirve de amparo y la ruta cilíndrica son rezos budistas es su manera de concentración. Esa religión que se desarrolló en los Himalayas donde el sonido cuenta como un rosario, el movimiento corporal es una forma de rezar y el ser humano tiene en su propia vida, lo suficiente.
