Parece como si el péndulo de la historia estuviera regresando de nuevo con la potente ola de la extrema derecha. Los hechos insólitos, son además patéticos e incontrovertibles: gana el Brexit en el Reino Unido, el No a los Acuerdos de Paz en Colombia, y Donald Trump la presidencia en Estados Unidos.
Los tres acontecimientos están ligados por un hilo conductor indiscutible: el manejo del miedo, la mentira y el odio como arma política para la manipulación mediática de la opinión pública. Las similitudes en los tres procesos electorales, a pesar de haber ocurrido en países tan distintos y tan distantes, van mucho más allá de ser una simple coincidencia.
Lo primero que hay que resaltar es la guerra del capitalismo neoliberal contra la democracia. Está claro que los centros reales de poder dentro del establecimiento, es decir, el gran capital financiero e industrial militar, es el que impone gobiernos y condiciones a los diferentes “Estados Nacionales” para asegurar los salarios, las pensiones, los recortes del gasto social, las privatizaciones y el índice de empleo, en beneficio propio y en contra de las mayorías populares.
La victoria de Trump no solamente fue el éxito de la “trampa” en EE.UU, sino también en el Reino Unido y en Colombia, aunque guardadas las proporciones en cada uno de los casos: aquí, por ejemplo, fue por una apretada diferencia de 54.000 votos; en el Reino Unido fue con una diferencia de 1 millón de votos; pero en EE.UU la distancia fue arrasadora: 280 Colegios electorales para Trump contra 220 de Clínton.
¿Cómo se explica esta diferencia tan grande? Además del manejo de los medios de comunicación en manos de las multinacionales, que inducen la opinión y crean las tendencias en el márquetin político, está la corrupción, la violencia, la inseguridad, el desempleo, el pesimismo, y la indiferencia de las grandes mayorías hacia los partidos políticos- y con la política en general- que no aciertan a interpretar los más sentidos intereses de las mayorías sino con el criterio de la ley suprema del gran capital: las ganancias desaforadas de un programa recesivo, socialmente injusto y humanamente insostenible, siempre engañando a las masas populares con promesas incumplidas, a las cuales les presentan cada cuatro años los prestidigitadores de turno como si fueran “pregoneros de paraísos y nirvanas” que conmueven los sentimientos y las pasiones para obnubilar el pensamiento y la voluntad de la gente, con el fin mantenerlos aferrados a la esperanza inútil de un cambio a su favor en los marcos del neoliberalismo salvaje, para que en últimas todo siga igual, como si fuera la última tabla de salvación que le queda a la gente del común para poder subsistir y sobrevivir en esta guerra a muerte del neoliberalismo, donde la única regla de comportamiento “ético” que se practica es la de “sálvese quién pueda”
Ocurrió en Grecia con el referendo ganado por la mayoría de un 61.3% contra el Banco Central Europeo, que no sirvió para nada porque al fin y al cabo el gran capital alemán impuso sus condiciones; y lo mismo pasó en Portugal, y en España y en Francia y en Italia, países donde la corriente de la ultraderecha avanza incontenible con su xenofobia, homofobia, racismo, y todos los ismos y fobias que pueden llevar a una nueva versión del fascismo en el mundo.
Y en América Latina “ni hablar del peluquín”: la reconquista de la ultraderecha conservadora es como una onda telúrica que avanza arrasadora e incontenible por todos los países de la región sin escrúpulos de ninguna clase. Es la crisis de la época que estamos viviendo en todo el mundo. La crisis del imperialismo cuya factura la pagan los pueblos: guerra en siria, guerra en Yemen, guerra en Palestina, guerra en Ucrania, guerra en Irak y guerra en Turquía.
Lo más peligroso del terremoto político en EE.UU, son las réplicas que pueden llegar a Colombia con las posibles consecuencias negativas para finiquitar el acuerdo de paz y resolver el conflicto armado. Que la divina providencia nos coja confesados.
Con razón Álvaro Uribe Vélez madrugó a aplaudir la victoria: “Felicitaciones Presidente Trump; el narcoterrorismo en Colombia y la tiranía de Venezuela son los grandes enemigos de nuestra democracia” Con estos “amigos de la democracia” para que enemigos.
A Uribe se le apareció La Virgen del Carmen de un momento a otro: el 2 de octubre le dio el oxígeno político que necesitaba, y ahora, el 8 de Noviembre, le dio a Trump como nuevo Presidente de los Estados Unidos, es decir, como el gran aliado para la vicepresidencia de la República de Colombia en el 2018. “Es flaca sobre manera toda humana previsión, pues en más de una ocasión sale lo que no se espera”. Que la Divina Providencia nos coja confesados.
