El siglo XXI, se impone como estrategia legítima de felicidad, promover un estilo de vida “slow”. Totalmente disfrutable, con las cosas bien hechas en el tiempo justo. “Despacio se va lejos”. Uno de los mejores comunicadores de la cultura Slow, es Víctor M. Amela, escritor y periodista catalán, maestro de las entrevistas. Famoso por su trabajo para La Vanguardia de Barcelona, donde publica La Contra, uno de los espacios más impactantes en medios de habla hispana. Se trata de la contraportada del diario catalán, un fantástico reportaje reflexivo, analítico, profundo y humano.
Uno de sus mejores trabajos es su encuentro con un miembro de una tribu nómada Tuareg, que llega a la ciudad. Deja profundas lecciones. Invita a evaluar el sentido del desarrollo y la felicidad. Se trata del Tuareg Moussa Ag Assarid y su testimonio de alguien que habita nuestro mismo mundo, pero que vive dentro de una cultura que ha hecho del suyo un universo distinto. El poderoso mensaje que trasmite este hombre permite entender que nuestras paredes no son de hierro, que podemos vivir de otra manera, valorar cosas esenciales que nos han enseñado a despreciar.
Aquí están apartes de esa memorable, sentida y valiosa entrevista de Ámela, por la moraleja que aporta.
“No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles…! Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Defiendo a los pastores tuareg.”
- ¡Qué turbante tan hermoso…!
- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.
- Es de un azul bellísimo…
- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados…
- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?
- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.
- ¿Por qué?
- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.
- ¿Quiénes son los “Tuareg”?
- Tuareg significa "abandonados". Somos un pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso.
- ¿A qué se dedican?
- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, en un reino infinito y silencioso.
- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva?
- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras. Ellas nos dan leche y carne, las llevamos a donde hay agua y hierba...¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz!
- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?
- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!
- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?
- Vi correr a la gente por el aeropuerto.. .. ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Sólo iban a buscar las maletas. Vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.
- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?
- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno, aún sigo sintiendo dentro un dolor inmenso. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos 12 años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí!
- ¿Qué pasó con su familia?
- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Cada día caminaba 15 Km. Una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome...
- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?
- Años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar. Una periodista me regaló un libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo... Fue como logré una beca para estudiar en Francia.
- ¡Un tuareg en la universidad. ..!
- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra... Aquí, por la noche, miráis la tele.
- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?
- Tenéis de todo, pero no os basta. ¡Se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!
- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.
- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, verde...
- Fascinante, desde luego...
- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor..
- Qué paz...
- Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo.
Apostilla: Hoy Moussa Ag Assarid, es una celebridad que aprovecha para ayudar a su comunidad con misiones educativas, médicas y humanitarias. Además ya se convirtió hasta en escritor.