Los municipios de Florencia, Morelia, Belén, San José, Albania, Valparaíso y Milán, en el departamento del Caquetá, que pertenecen al bloque El Nogal, adjudicados por el gobierno nacional a la empresa Emerald Energy, según el contrato de exploración y explotación 03 del 22 de octubre del 2012, con un área de 239.415 hectáreas, están en peligro de convertirse en plataformas de explotación petrolera y por consiguiente, en candidatos a la desertificación como ya ha ocurrido en otros departamentos del país y en otras partes del mundo.
El anuncio hecho por voceros de la petrolera en la asamblea del Caquetá, en el sentido que en los próximos meses se instalarán las primeras plataformas de explotación en los municipios de Morelia, Valparaíso y Milán, es la punta de iceberg que inexorablemente acabará con el ecosistema más rico del sur de Colombia, El Caquetá, que es la puerta de entrada de la Amazonía colombiana.
En el Putumayo por ejemplo, la contaminación en municipios como Teteyé, donde hace apenas 5 años todo era frescura, verdor y agua, es una terrible realidad y los habitantes tienen que esperar los carro tanques que les llegan cada cuatro días con agua, porque el petróleo contaminó todas sus fuentes hídricas.
La cordillera que limita al Caquetá, a Florencia con el departamento del Huila, es la fábrica de agua más importante del sur de Colombia; cientos de hilos de agua, cascadas, riachuelos, quebradas cristalinas como Las Doradas, incluyendo los ríos Hacha y Caraño que nutren el acueducto de la ciudad y el bosque de niebla más bajo del mundo, conforman una de las riquezas hídricas más importantes del sur de Colombia, riqueza que está en inminente peligro con la llegada de las petroleras, así el alcalde de los florencianos haya anunciado que se opondrá a la explotación petrolera en la cordillera; para la voracidad de las multinacionales esto no es un escollo insuperable.
Los municipios de Morelia, Belén y San José del Fragua, son la potencia ecoturística más importante de la entrada de la gran llanura amazónica, como quiera que conforman un tesoro hídrico único con ríos hermosos y cristalinos como El Bodoquero, El Pescado, El Sarabando, El San Juan y El Fragua Chorroso, además de numerosas quebradas, riachuelos e imponentes cascadas; estos municipios están indefensos ante la arremetida de las petroleras y quizás solo Belén cuente con algunas herramientas jurídicas para evitarlo, porque tiene varias reservas forestales declaradas y forma parte de dos grandes parques Nacionales.
El Caquetá no tiene oleoductos y el transporte del petróleo necesariamente tiene que hacerse por tierra, con el gravísimo peligro que implican los accidentes o los saboteos, como ya ha ocurrido con el crudo que sale de Los Pozos en San Vicente del Caguán; un solo carro tanque que se accidente en la cordillera, pondría en gravísimo peligro a la capital del Caquetá cuyo acueducto depende del agua que traen los ríos que nacen en esa montaña
Desde hace dos años los campesinos han venido librando una durísima batalla en contra de la entrada de las petroleras al Caquetá, porque conocen de primera mano los terribles efectos de la explotación petrolera, lo mismo han hecho alcaldes como Leonardo Ducuara de Belén de Los Andaquíes que está blindando jurídicamente su municipio, Andrés Mauricio Perdomo Lara de Florencia que se opone abiertamente a la explotación petrolera en la cordillera y las alcaldesas de El Doncello y El Paujil que se han puesto del lado de los campesinos; la asamblea del Caquetá y La Universidad de La Amazonía constituyeron La Mesa por la defensa del agua y el territorio; es decir, las armas se están preparando para la guerra que se avecina en el Caquetá, una guerra por la defensa de los más valioso que tiene el hombre, el agua.
