Fernando Carrillo se inició en la política en el Nuevo liberalismo, fue promotor de Séptima papeleta que dio origen a la Asamblea Nacional Constituyente en 1991 de la que fue miembro y empezó su vida de funcionario público por la puerta grande, como Ministro de Justicia del Presidente César Gaviria. Gaviria había llegado a la Presidencia a raíz del asesinato de Luis Carlos Galán, en un momento crítico de Colombia cuando Pablo Escobar tenía al país en jaque, a punto de convertirse en un Estado fallido, acorralado por bombas y asesinatos selectivos. Gaviria encontró, vía su primer ministro de justicia Jaime Giraldo Ángel, el camino judicial que posibilitó el sometimiento a la justicia de Pablo Escobar. El capo condicionó su entrega a ser recluido en una cárcel controlada por él en el municipio de Envigado, donde tenía su emporio. Se llamaría La Catedral, a donde llegó el 19 de junio de 1991 acompañado del Padre García Herreros quien fungió de garante. .
Fernando Carrillo llegó como hombre fuerte al ministerio en reemplazo de Giraldo Ángel, con Pablo Escobar detenido en La Catedral. Allí permaneció bajo sus propias reglas hasta su fuga el 20 de julio de 1992. Cuando el comandante de la IV Brigada del ejército, el general Pardo Ariza, llegó dos días después a tomar control del penal, encontró el rastro frio: Escobar había escapado con sus sicarios ‘Popeye’, ‘Arcángel’, ‘Angelito’, ‘Valentín’, ‘Palomo’, ‘Juan Garra’, ‘Juan Urquijo’, ‘Otoniel’ y ‘el Osito’.
El Ministro Carrillo se vio forzado a intentar intervenir la prisión. La información de los excesos de Escobar se volvió inmanejable. El capo se movía como Pedro por su casa; recibía socios narcotraficantes, administraba rutas, recogía rodos de plata hasta realizar juicios sumarios que condujeron al asesinato dentro de La Catedral de sus narcos rivales como ocurrió con los Moncada y los Galeano. Pero ya era tarde. La justicia comenzó a actuar en su contra.
El entonces procurador Carlos Gustavo Arrieta tomó las riendas del caso y en marzo de 1993 y les formuló pliego de cargos a los ex ministros Jaime Giraldo Ángel y Fernando Carrillo Flórez por su responsabilidad en el desgobierno frente a Escobar. Pero Arrieta, quien había participado en decisiones de alto gobierno frente al capo, optó por declararse inhabilitado y dejó el caso en manos de su vice procurador Mauricio Echeverry.
El vice procurador Echeverri archivó el proceso contra el exministro Giraldo Ángel pero sancionó a Carrillo con un fallo de única instancia del 29 de agosto de 1994. Fue suspendido 30 días de su cargo. Se le señaló no haber tomado las medidas de seguridad necesarias para controlar al Capo: “por conductas distintas relacionadas con la fuga de los reclusos de la Cárcel de Envigado, consistentes en faltar ‘a la diligencia y eficiencia en la organización, administración, dirección y vigilancia de la política carcelaria en relación con la denominada Cárcel de Máxima Seguridad de Envigado… Pues era directamente el señor Ministro de Justicia a nombre del Gobierno, quien debía dirigir, coordinar y vigilar la ejecución y desarrollo de la política carcelaria’” (…). .
Escobar manejo a sus anchas 'La Catedral', de donde se escapó sin que el gobierno Gaviria hubiera podido poner en cintura. . (Foto Univisión)
Fernando Carrillo quien había ocupado el Ministerio entre 1991 y 1992 siempre alegó que no tenía responsabilidad en las condiciones carcelarias en las que se encontraba Escobar pues al asumir el Ministerio las decisiones habían sido tomadas por su predecesor Jaime Giraldo Ángel quien había resultado exonerado.
La sanción le cambio la vida a Fernando Carrillo. Desde entonces empleó los siguientes años de su vida tratando de lograr que fuera revocada y lograr limpiar su hoja de vida de esta mancha disciplinaria que podría afectarle pretensiones políticas a futuro.
Comenzó a defenderse con todos los instrumentos que encontró a la mano. Buscó a Orlando Vásquez Velásquez, sucesor de Arrieta entre 1994-1997, pero este le ratificó la sanción. Las siguientes instancias judiciales también ratificaron la sanción contra el ex ministro. En 1994 al tiempo que se empleaba en su defensa, Fernando Carrillo le invirtió energía a su formación académica y obtuvo una maestría en Administración y Políticas Públicas en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard.
Su obsesión era lograr no sanear sus antecedentes disciplinarias. En febrero de 1997 el Procurador de la época Jaime Bernal Cuellar y el vice Procurador Eduardo Montealegre confirmaron nuevamente la sanción. El ex ministro fue notificado el 18 de marzo de 1997 y en ese momento todo indicaba que Fernando Carrillo tenía perdida su batalla jurídica.
Carrillo recibió la mala nueva mientras estaba vinculado al Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, como vocero ante la OEA, entidad que tenía como Secretario general al ex Presidente César Gaviria. Permaneció en el exterior hasta el 2002
Un año antes su escenario disciplinario pareció despejarse con la llegado de Edgardo Maya Villazón a la Procuraduría para el periodo 2001 – 2005. Copartidario del partido liberal y una persona cercana de tiempo atrás.
Pablo Escobar se hizo este autorretrato cuando mandaba en la Catedral
Las múltiples negativas en su búsqueda por borrar la tacha de La Catedral en su hoja de vida, Carrillo no se rindió. A pesar de que los términos para solicitar una nueva revisión de su caso estaban vencido –el caso había quedado cerrado en febrero de 1997 con un fallo del Consejo de Estado-, el ex ministro insistió nuevamente. Recurrió a una vía expedita: la revocatoria directa. Recurso discrecional de la majestad del Procurador General de la Nación.
El procurador Edgardo Maya no consideró el límite en el tiempo de cinco años que otorga el procedimiento para su aplicación. Y procedió. En octubre de 2003, quedó revocada la medida contra Fernando Carrillo, a pesar de haber transcurrido seis años de la decisión de cierre del Consejo de Estado.
Carrillo quedaba con su pasado disciplinario limpio para continuar en su vida pública. Permaneció en la delegación del BID en París hasta el 2010 cuando Juan Manuel Santos fue elegido Presidente. El primer paso para reincorporarse a la vida pública fue integrar la comisión de empalme con el gobierno de Álvaro Uribe y en febrero de 2012 fue nombrado como primer director de la recién creada Agencia de Defensa Jurídica del Estado cargo que ocupó solo seis meses.
Sin el peso en sus espaldas Carrillo logró volar alto en el gobierno Santos. Aunque salió maltrecho del Ministerio del interior por el fallido manejo del paro nacional agrario del 2013, Santos lo nombró embajador en Madrid, un escenario desde donde empezó a preparar su regreso al país para aspirar a la Procuraduría General, la entidad que había sido su dolor de cabeza durante dos décadas.
