El lunes 3 de octubre, un día después del plebiscito, el alcalde de San Vicente del Caguán, Humberto Sánchez, le dijo a su equipo que su propia administración lo había traicionado. Por el corregimiento, que fue el epicentro de los diálogos con las FARC y el corazón de la zona de despeje en el gobierno de Pastrana, habían pasado en las últimas semanas líderes del Centro Democrático como Óscar Iván Zuluaga para lanzar la campaña por el No. Sánchez convirtió su alcaldía en un centro de campaña, pero los resultados no favorecieron esa iniciativa. El SÍ ganó con el 62 %.
Ese fracaso se lo achacó Sánchez a que varios de sus funcionarios decían a los cuatro vientos que votarían por el Sí. Por eso, como quedó comprobado en un audio que le grabaron, decidió que de ahora en adelante “Sólo vamos a contratar con gente que esté en nuestra línea". Dos días después de esta reunión, Lizeth Paola Amézquita fue removida de su cargo como bibliotecaria de San Vicente del Caguán a pesar de que en el 2015 el Ministerio de Cultura le había otorgado el Premio Nacional de Bibliotecas Públicas Daniel Samper Ortega.
La biblioteca estuvo cerrada 8 años hasta que la entusiasta bibliotecaria tomo las riendas. El lugar, como tantos otros y la propia gente del Caguán quedó entre dos fuegos cruzadas y todos preferían resguardarse en sus casas. Dos garitas del Ejército acordonaban el predio. Los niños tan sólo podían mirar de lejos la construcción.
Pero en el 2012 Amézquita fue nombrada en el cargo por el alcalde Domingo Emilio Pérez Cuellar del Polo Democrático. Lo primero que hizo fue sacar de las cajas los libros que estaban amontonados en las esquinas del edificio y, tres años después, su gestión fue tan buena que el Ministerio le otorgó, con el premio, una colección de 4.500 libros y 50 millones de pesos para que la biblioteca Clara Inés Perdomo se fortaleciera. La ministra Mariana Garcés apoyo como nadie este esfuerzo por convertir en territorio de lectura en paz en una de las zonas más golpeadas por el conflicto armado. Los niños convirtieron ese sitio en el lugar en donde no sólo jugaban sino que aprendían.
El 26 de septiembre pasado Lizeth Paola siguió por televisión la firma del Acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos en el Centro de convenciones de Cartagena y como tantos en San Vicente, que han crecido en la tensión de la violencia, se alegró. La guerra sería una historia del pasado. A pesar de la postura oficial del alcalde, Amézquita no escondió su deseo de que ganara el Sí.
Nunca pensó que su apoyo a tener una región en paz le saldría tan costosa. Aunque en el país había ganado el No, en el municipio se impusieron los partidarios del Sí, y el alcalde Sánchez, como si le estuvieran pidiendo cuentas, se molestó. Lizeth fue uno de los blancos de su rabia. Fue retirada del cargo. "Me siento víctima de una postura política”, le dijo a los medios que la entrevistaron. El alcalde ha negado las acusaciones y sólo ha atinado a decir que fue un movimiento administrativo necesario. Un movimiento que nadie se explica cuando tiene al frente, en su municipio, a la mejor bibliotecaria de Colombia.