Le doy un consejo de amigo (amigo en lo del sí al acuerdo con las FARC): no acepte el tal Nobel de paz. No se encarte. Primero lo primero: la paz. Pídales a los noruegos que le guarden el premio y las coronas para mejores días. La vanidad que espere. Haberlo ganado ya es ganancia. Da las gracias, como buen chapineruno, dice no como las bellas esquivas, queda como un príncipe. Yo les había enviado mensaje a los noruegos pidiéndoles que ni se les ocurriera. Veo que le paran más bolas a Roy Barreras los partidarios del sí que a mí en Oslo. Además, en diciembre, cuando entregan el premio, hace un frio del carajo en esos lugares. Ya conoce lo que es un fiordo. Usted verá: pero premios de paz sin paz es como ajiaco de pollo sin pollo, soneto sin los dos tercetos, bandeja paisa sin la segunda trinidad bendita: frisoles, mazamorra, arepa. Que el premio se lo den en reconciliación. No le quito más tiempo.
“Presidente Santos, no acepte el Nobel de paz”
“Premios de paz sin paz es como un ajiaco sin pollo. El premio suyo es de reconciliación, no confundan”
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