Muchos nos hemos dado cuenta a estas alturas qué es lo que pasa en nuestro país, para que uno de los intentos históricos de lograr un primer paso para la paz, fuera rechazado.
Lo mostraré en forma de comentarios que he leído y escuchado de varias personas, así con esto llegarán a un panorama de la realidad del país en este momento, siglo XXI.
-"Voté por el No, porque esos perros lo único que merecen es bala, ojalá me llevaran pal monte, que hartas ganas tengo de matar ratas con esas bellezas de rifles".
-"Dizque hablando de la paz, que porquería este diario, ya se volvió guerrillero".
-"Gracias a dios ganó el No, nadie puede pasar por encima de la voluntad de Él, así que fuera guerrilleros, llévense su ideología de género y su intensión de volver homosexuales a nuestro niños".
-"Esos acuerdo de paz eran un pacto diabólico, si gana el Sí, las puertas del infierno se abrirán, y el hijo de Lucifer nacerá."
-"Las fuerzas militares de este país existen para matar, no son damas rosadas".
-"Pues el doctor Uribe puede apoyar paramilitares y ser el más bandido de todos, pero es el único con mano firme para acabar esos perros de las FARC".
-"Los que contradicen y salen a discutirle al doctor Uribe, son solo gente con ganas de protagonismo, esperando que los amenacen para que les den asilo en otros países, es el plan perfecto de esos oportunistas".
-"No me importa que digan unos acuerdos de 200 y pedazo de páginas, si no metieron a Dios en esto, está destinado a fracasar, porque es el único que tiene la razón y el derecho a juzgar y perdonar".
-"Claro que sé que es un estado laico".
-"La depravación de las personas viene de la mano de la información, por eso hay que poner filtros con el criterio y la mano de dios".
Bueno, estos son algunos de los comentarios que pueden definir el realismo mágico del que tanto se sienten orgullosos los colombianos, porque pues, es mejor persona que sonríe y es buena gente, pero corrupta, ladrona o asesina; que quien expone ideas, argumentos y críticas fundamentadas que pueden llevar a un despertar de mentes y perturbar la calma.