A una cuadra del parque principal de Toribío está la Casa de Justicia, sobre una de sus paredes está pintado el rostro de una mayor, por su tez mestiza y su vestimenta es una mujer Nasa. Lleva un sombrero puesto, y su rostro marcado por los pliegues que no son otra cosa que el paso de los años.
Recorriendo el casco urbano del municipio, este es uno de los murales más atractivos. Sebastián Medina es el grafitero que lo pintó. Mientras le hace detalles a su mural, Sebastián lleva puesta una máscara tapándose su nariz y boca, en sus manos dos aerosoles para ultimar detalles de su obra y sobre su cuello luce con honores la pañoleta roja y verde que le ha regalado un amigo que hace parte de la guardia indígena.
Es el segundo mural que realiza desde que llegó a Toribío el pasado sábado. El primero que hizo está a la entrada del cabildo, un homenaje a un guardia y a un cacique Nasa. Lleva cinco años practicando este arte y su especialidad son los rostros. Mientras termina detalles de la mayor Nasa, Sebastián mira su caja y las ‘válvulas’ para saber si aún cuenta con material para pintar otra pared
Al doblar la esquina, por la misma cuadra donde está Sebastián, hay otro mural de otra mujer, es un poco más joven, de cabello largo y con los brazos extendidos abrazando a otra persona. La imagen está pintada sobre la pared de una casa de familia, al lado de la alcaldía. Al estar frente al mural se siente la calidez de ese gesto de reconciliación entre los dos personajes ahí retratados, el autor ha logrado su objetivo: transmitir un mensaje.
Diagonal a este mural está la Casa de Justicia, uno de los lugares más concurridos en Toribío, según cuentan sus habitantes. Allí está Jomag, un grafitero con cuatro años de experiencia, quien sobre una gran pared ha dibujado una pareja de indígenas, él con su sombrero y ruana, ella con su pañoleta verde y roja, adornada con un collar, y mirando fijamente una flor que sostiene en su mano.
“Hablo acerca del territorio, sus memorias, sus historias, todo ese simbolismo, esa carga mágica que tiene este territorio y también el pueblo Nasa. Además me baso en la figura humana indígena. El mural es una representación para poner en debate que existen estas personas dentro de las grandes urbes, porque finalmente ellos son los que cosechan y trabajan la tierra que nos da de comer todos los días”, explica Jomag.
La fachada de la alcaldía es otra explosión de color, ahí una pareja de grafiteros también ha plasmado los rostros de un par de líderes y mayores de Toribío, a su alrededor el territorio, casas, ríos y montañas más pequeñas que las figuras humanas, como dando a entender la protección de estos hombres y mujeres por su comunidad, la figura de poder y el sentimiento de resguardar a los suyos. Él está recogiendo la cosecha y ella tejiendo.
Estos y otros grafitis que se encuentran en los tres resguardos (Toribío, Tacueyó y San Francisco) ya están en su fase final, los murales más grandes aún tienen a su alrededor los andamios para que los artistas terminen de darle el toque final y plasmen su firma o un mensaje.
A unos 15 minutos (caminando) del parque principal de Toribío está el barrio El Premio. En la parte alta del barrio están: el puesto de salud ‘Cxhab wala kiwe’, el polideportivo, la Casa de la Cultura, y el Hogar comunitario agrupado ‘los angelitos’. La mayoría son edificaciones nuevas, por ejemplo la Casa de la Cultura se construyó hace dos años y solo abrió sus puertas en enero cuando se posesionó la actual administración.
Desde abajo se mira cómo sobre la gran pared de la Casa de la Cultura unas manos sostienen una flauta (instrumento típico de la música caucana), al lado derecho los colores vivos reflejan al padre sol y del lado izquierdo los colores grises y negros representan a la madre luna. En el medio, vuelven a verse los colores rojo y verde, distintivo indígena por naturaleza.
Frank Salvador, mexicano de la comunidad San Pablo del monte Tlaxcala es el autor de dicho mural, él señala que la obra se hizo en acuerdo con las personas de la casa de la cultura para pintar lo más iconográfico del municipio. “El sol estará representado en un área súper cálida, hacia el lado izquierdo será gris como el cráter de la luna, y en el centro van unas manos que tienen una flauta la cual va a tener un brillo como un rayo. Así será la representación de la naturaleza: el sol, la luna y el rayo. Allá en México esa es mi especialidad, además de las cuestiones sociales que pasan en mi estado”, comenta el grafitero.
Al lado de la Casa de la Cultura está el Hogar comunitario. Ahí, Miguel Angel Uyaban más conocido como ‘Klos’, quien viene desde Bogotá y pinta murales desde hace más de tres años, ha intervenido la pared de este jardín con el hermoso rostro de un niño que con una sonrisa refleja la esperanza de esta generación.
Junto a él está otro colega que ha pintado a una pareja de abuelos, rodeados por la simbología del pueblo Nasa, las fases de la luna, el crecimiento de las semillas y la lengua Nasa Yuwe, toda esa sabiduría que representan y comparten los mayores en su territorio.
La mujer tiene un espacio especial en esta minga de muralismo, es símbolo de vida y constructora de historias. Nayra y su pareja (bogotanos) le rinden homenaje a la “U’ywesx kwe’sx” (mujer tejedora de vida), y qué mejor lugar para hacerlo que la IPS-I ‘Cxhab wala kiwe’.
Texto Tomado de El nuevo liberal
http://elnuevoliberal.com/toribio-el-museo-al-aire-libre-en-el-cauca/