El momento que estamos viviendo en nuestro país me recuerda una vivencia del fundador de Campus Crusade for Christ en Corea del Sur, el Rev Jon Gon Kim, después de que los comunistas asesinaran a palo y cuchillo a su padre, esposa y veinticuatro familiares e intentaron repetidas veces asesinarlo a él mismo. Solo él y su pequeña hija sobrevivierony vivieron tres semanas como fugitivos en la isla de Jido. Pero después de ser capturado nuevamente, es salvado de manera milagrosa por Dios segundos antes de ser lanzado por un abismo al mar. El ejercito de Corea del Sur aparece en la isla donde los comunistas estaban persiguiendo a los cristianos y habían asesinado a muchos, entre ellos a la familia de Dr Park. El ejercito los derrota y unos días después un comandante del ejercito de Corea del Sur tiene a 100 comunistas listos para ser ejecutados después de un juicio marcial.
El Dr. Kim le pide el favor a su amigo el comandante que le deje hablar a la comunidad que esta pidiendo venganza. Él les dice que, así como Dios los había perdonado en Jesús, ellos deben perdonar a estos soldados, que si ejecutan la venganza el ciclo de muerte y venganza nunca va a terminar. La comunidad acepta la propuesta del Dr. Kim, perdona a los soldados y, además, los invita a creer en Jesús y recibir el perdón de él también. Los soldados agradecen y deciden creer en Jesús. Esta isla tiene hoy en día un 98% de cristianos y muchos de los soldados comunistas que fueron perdonados se convierten en pastores y ancianos de diferentes iglesias. ¿Queremos ver una Colombia transformada? Esta es la oportunidad.
Pienso, como la mayoría de los colombianos, que las FARC son unos asesinos, mentirosos, secuestradores, narcotraficantes y extorsionadores. Pero también sé que el gobierno y los gobiernos pasados han cometido crímenes desde la institucionalidad. Además, nosotros los ciudadadanos de “bien” también hemos sido participes de este conflicto por nuestra indiferencia y falta de liderazgo.
Estoy convencido que todos tenemos responsabilidad en este conflicto. Creo que los ciudadanos del común sentimos que este es un problema del gobierno y de las FARC. Pero realmente estoy convencido que todos hemos sido actores del conflicto.
El pensar en el plebiscito del próximo 2 de octubre para refrendar el acuerdo final de paz me ha hecho meditar y orar muchísimo. Es aquí donde la palabra cristiano me retumba en mi cabeza. Sí me considero cristiano evangélico, pero en este caso pretendo reflexionar desde una perspectiva amplia de cristiano, ya que creo que el perdón es algo en que todos los cristianos estamos de acuerdo. Me retumba la palabra cristiano porque según nuestra historia, cada uno de nosotros inició como un rebelde que quiso renunciar a su rebeldía. Mentiras, perdón, ahí no empezó la historia. La historia del cristianismo inició cuando el creador del cielo y de la tierra vino a hacerse hombre porque la humanidad estaba clamando a gritos que los salvara. Mentiras, perdón otra vez, la historia empieza cuando Dios decide tomar la iniciativa de hacerse hombre para acercarse a una humanidad rebelde, que no lo tenia en cuenta y que vivía por su propia voluntad.
Ese es el modelo de Dios, ofrecer su amor incondicional para que la gente se arrepienta, se reconcilie con él y sea transformada --Rom 2:4--. La gran historia del cristianismo entonces, consiste en que Dios tomó la iniciativa haciéndose hombre y muriendo en la cruz por nosotros, toda la humanidad cuando todavía eramos pecadores --Rom 5:8-- a fin de que por medio de su amor, la humanidad rebelde se arrepienta, decida aceptar su perdón y reconciliarse con él, empezando así un proceso de transformación, en que cada vez más aprendemos a amar como él ama.
¿Qué tiene que ver esta historia con el proceso de paz? Mucho. Como cristiano creo que votar Sí en el plebiscito es una manera en que estamos ofreciendo perdón a las FARC y los demás actores del conflicto. Al votar Sí, estamos diciendo que queremos reconciliarnos con ellos, que estamos dispuestos a pagar el precio de no verlos en la cárcel pagando las condenas que todos sabemos ellos merecen. Más bien los veremos en nuestros colegios, iglesias, supermercados, trabajo, barrios etc.. Tendremos que aprender a vivir con ellos y reconciliarnos.
El Sí al plebiscito es la puerta de entrada a la oportunidad más grande que los cristianos colombianos hemos tenido en nuestra historia para ofrecer el perdón de Dios a quienes claramente han sido rebeldes. Ofrecerlo con la confianza en Dios de que nuestro amor sacrificial que se asemeja al de Dios, pueda guiarlos al arrepentimiento.
Por eso, dar el Sí en el plebiscito es un acto de amor, fe y esperanza para mí. ¿Que no sé cómo van a reaccionar los actores del conflicto?, ¿Qu no sé si van a dejar de delinquir? ¿Que no sé si la sociedad que vamos a construir va a ser mejor que la que tenemos? Sí, pero estoy convencido que es un acto de obediencia a Dios, es un acto que refleja su amor y es un acto que, por el amor de Dio,s estoy seguro puede transformar muchas vidas.
Creo que esta es una gran oportunidad en que apliquemos el modelo divino de Justicia y corramos el riesgo de perdonar, no solo a las FARC, sino a todos los actores del conflicto: Gobierno, paramilitares etc.
Creo profundamente que los cristianos debemos votar Sí, no como un acto politico, sino como un acto de confianza en Dios y de expresión de su gran amor y misericordia por nosotros.
