En un acto realizado el 15 de Septiembre en el Palacio de Gobierno, ante dirigentes de la Unión Patriótica y del Partido Comunista, el presidente Santos reconoció la responsabilidad del Estado en el genocidio contra la Unión Patriótica.
En un hecho sin precedentes en la historia política del país, el mandatario reconoció que el Estado no tomó las medidas suficientes para prevenir y evitar los asesinatos, atentados y demás violaciones a los derechos Humanos, a pesar de las evidencias de que esa persecución estaba en marcha, y además se comprometió a que en el país no se vuelva a repetir el asesinato por razones políticas.
“Quiero hacer un reconocimiento por la valentía y la perseverancia de los miembros, militantes y sobrevivientes del partido político de la Unión Patriótica y su aporte a la democracia en un momento histórico de apuestas por la paz en éste país” dijo el mandatario de los colombianos.
Aída Avella, presidente de la UP, recalcó ante el auditorio: “Señor Presidente, en buena hora usted como Jefe de Estado reconoce a las víctimas de la Unión Patriótica y el exterminio contra este partido político; nuestra esperanza es que en la misma condición usted de pasos decididos para hacer éste mismo reconocimiento ante CIDH para garantizar la reparación integral que haría éste reconocimiento”
En su intervención, Aida Avella Esquivel, presidenta de la UP, enfatizó que “Si este país se proclama pluralista, tiene que establecer reglas del juego ciertas que garanticen la posibilidad no solo de pensar, sino de expresar sus ideas distintas y de organizarse con otros para proponer y sacar adelante un proyecto político alternativo”
“Porque debo decir señor presidente, que la persecución y exterminio que usted hoy reconoce que se cometió contra la Unión Patriótica, fue muy grave; pero también lo es la impunidad que ha operado como un factor multiplicador de la persecución", agregó Aída Avella.
Fue un hecho histórico de reconocimiento a la Unión Patriótica y sus víctimas. Más de seis mil militantes; miembros del partido comunista, de la juventud comunista, independientes, sectores provenientes de los partidos tradicionales, de las organizaciones sociales de trabajadores, campesinos, intelectuales y artistas, fueron asesinados, torturados, desplazados y desaparecidos.
La causa del exterminio fue su lucha consecuente por una salida política al conflicto armado. Hoy, después de 30 años vemos como una realidad la posibilidad de alcanzar la paz a partir de los acuerdos entre el gobierno nacional y las FARC-EP. Estas negociaciones nos llenan de optimismo para seguir adelante con la apertura democrática, donde la Unión Patriótica será un elemento fundamental para la conquista de la paz.
Es el momento de profundizar este proceso democrático hacia la reparación política de la UP para producir las acciones de fondo donde brille la verdad, la justicia y la reparación integral para las víctimas de este genocidio y para que se reconozca el proceso adelantado por más de 20 años en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Este hecho histórico debe significar un paso en firme para la no repetición, el reconocimiento de todas las víctimas y las garantías para la participación política de todos los colombianos, y, en el mismo sentido, es un llamado a respetar el derecho a la movilización y protesta del movimiento popular por sus justas reivindicaciones.
Es la hora de un pacto político nacional para que en este país nunca más se asesine por pensar diferente, teniendo en cuenta que el respeto a la opinión ajena es la esencia fundamental de la democracia que tenemos construir en Colombia.
