Las inhabilidades en Colombia son especialmente legales, pero hay otras que son las morales o éticas que muchas veces resultan más importantes e incluso graves, tal es el caso del candidato Jorge Perdomo, heredero y escudero de todos los males de la Fiscalía General de la Nación de Eduardo Montealegre Lynett.
El dantesco paso por la Fiscalía General de la Nación de Jorge Perdomo dejó claro por qué razón incluso no debió ser ternado. Hasta la fecha no es claro cuántos de los últimos nombramientos en su paso como Fiscal General encargado corresponden a magistrados de la Corte Suprema de Justicia o allegados de los mismos, que incluso resulten imposibles de demostrar pero fáciles de oler.
Perdomo es capaz de crear un caos desintitucionalizador sin duda más grave que los atribuidos al procurador saliente, en parte por la inexistencia de principios éticos en aquel que aunque se discrepe de ellos sin duda alguna descansaba la gestión de Ordóñez.
Si Jorge Perdomo hubiera sido un candidato decente se hubiera retirado una año antes de su postulación y en igualdad de condiciones, que el resto de los aspirantes, sin los puestos, contratos y beneficios que da la propia exposición pública como Vicefiscal y luego como fiscal general encargado, se hubiera lanzado al ruedo, incluso por una jurisdicción menos cercana a aquella frente a la cual interactuaba por años, y donde tenía cercanías confesas con el expresidente de la misma Leónidas Bustos, la Corte Suprema de Justicia, frente a la cual de suyo quedaría largamente impedido por un sinnúmero de casos donde el Procurador General precisa actuar por mandato legal.
Los casos de Natalia Springer, que denunciamos y hoy mismo investiga la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez, deberá pasar por el examen de la Procuraduría, donde la veremos de nuevo de contratista, lo mismo que a Montealegre o quizás de primera dama y vigilando la contratación estatal que constituye una de las principales causas de la corrupción en Colombia.
Que no decir de casos que hemos formalmente investigado y denunciado como Saludcoop, Carlos Palacino, o Cafesalud –donde esperamos a Carlos Palacino y Guillermo Grosso ver muy pronto tras las rejas respondiendo por los más de $2 billones saqueados así como los prejuicios derivados de la afectación a la salud física y moral de millones de colombianos en una de las paginas mas truculentas de corrupción del país que aun no termina y donde la Fiscalía nos vuelve a dar la razón- cuyos capítulos investigativos a nivel disciplinario estaría al servicio de un equipo campeón de la ausencia de una ética de lo público consecuente, y aun así ira a investigar a gobernadores, alcaldes, concejales, diputados, ediles, congresistas y toda la administración pública.
Si bien en Ordóñez tuvimos un Procurador ultraconservador, en Jorge Perdomo me pregunto si acaso no tendremos uno de tiente tan diametralmente opuesto que resulta imponiendo los valores de otra minoría, muy cercana al el mismo, sobre los valores socialmente imperantes y mayoritarios como es la comunidad LGTBI. Me sigo preguntando qué pasaría si un Procurador General de la Nación decidiera salir del closet, cuando dicha orientación sexual se tuviera previamente a su elección, particularmente cuando la defensa de los derechos humanos, como ha quedado claro, pese al reconocimiento y necesidad de afirmación de los grupos minoritarios excluidos, no supone el someter a las mayorias a los mismos, como lo ha quedado claro con la ministra Gina Paroy y sus polémicas escaramuzas educativas sobre sexualidad.
Jorge Perdomo hasta ahora no es solo un mal candidato que en nuestro criterio no solo asegura no solo dejar por completo desprotegida la lucha contra la corrupción sino que es capaz de llevarla a sus ¨justas proporciones¨ como la impunidad rampante que impuso en la propia Fiscalía que incluye casos de Interbolsa, o Saludcoop entre muchísimos otros.
