El viacrusis de Stefan Medina

El viacrusis de Stefan Medina

Radiografía del lateral de la Selección Colombia, criticado por muchos y defendido por pocos

Por: Juan Jaramillo
septiembre 12, 2016
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El viacrusis de Stefan Medina

El pasado 6 de septiembre en la Arena da Amazonia de la ciudad de Manaos, John Stefan Medina Ramírez, volvió a convertirse en el enemigo número uno del país y en el culpable, para muchos, de la derrota de la Selección Colombia ante su verdugo de la Copa del Mundo: la Selección brasilera. Los señalamientos contra Stefan no son nuevos ni mucho menos; las críticas y el repudio nacional por su convocatoria a la Selección de fútbol de mayores empezó hace tres años con la derrota de la selección en Montevideo y con debut prematuro del joven defensor.

Desde ese momento, el jugador antioqueño se convirtió en el hazmerreír público de todo un país en donde el sueño del 70% de sus niños, es convertirse en jugadores profesionales de fútbol, logro que Medina alcanzó desde muy temprana edad con el club Atlético Nacional. De ese porcentaje de menores que fantasea con pisar la cancha del Atanasio Girardot o el Metropolitano de Barranquilla, el número que lo consigue no llega ni al 1% de todos aquellos que soñaban con ser Maradona o Pelé. Para gran parte de estos casos es entonces, un total fracaso en sus vidas tener que mirar el partido de fútbol desde un televisor o una tribuna, limitándose a criticar o aplaudir a los jugadores dentro de la cancha.

En cada oportunidad que juega la selección colombiana de fútbol automáticamente tanto mujeres como hombres dejan salir a flote el remedo de técnico que tienen por dentro, creyendo tener todas las respuestas para vencer a nuestros rivales de turno; opinamos, nos quejamos, analizamos, debatimos, y recitamos todo tipo de estrategias que a la larga se las lleva el viento y no influyen en las decisiones del cuerpo técnico colombiano. Ese día, se nos pasó por alto que Colombia enfrentaba por la banda derecha a uno de los mejores delanteros del mundo y al mejor lateral izquierdo contemporáneo, Neymar y Marcelo respectivamente, jugadores del Barcelona y del Real Madrid, que cada semana en sus ligas y en Champions League dejan en ridículo a más de un defensor del fútbol de élite mundial. Desgraciadamente nuestra sabiduría futbolera pretendía que Medina pudiera al mismo tiempo con estos dos fenómenos brasileros.

Es absurdo e irónico desde todo punto de vista recrear todo un sentimiento de odio y rencor en contra de un profesional del fútbol que defiende los colores de su país. Lo de Stefan no será ni el primer ni el último caso de matoneo insaciable en contra de un jugador de apasionante deporte, los casos son innumerables y no solamente pasa en Colombia; es lógico y comprensible que en un deporte como el fútbol existan amores y animadversiones por los deportistas, sin embargo, otra cosa totalmente aparte es hostigar y perseguir verbalmente a un jugador, hasta el punto de culpabilizarlo por los errores de un juego colectivo.

Este tipo de matoneo exacerbado y fundamentalismo futbolero, nos remite a una de las épocas más dolorosas y crudas de la historia del deporte colombiano. Hace más de 20 años la cultura de violencia naturalizada que vivía Colombia a causa del narcotráfico y el accionar de las guerrillas, fue el escenario de la muerte del Andrés Escobar Saldarriaga “El caballero de la cancha”, quien por autogol en el mundial de fútbol de Estados Unidos 94, fue asesinado producto del fanatismo futbolero que nos ha caracterizado por año y las apuestas que lo rodean.

La muerte de Andrés no se traduce estrictamente en que a Medina le vaya a ocurrir lo mismo, (aunque en redes sociales he visto una serie de publicaciones que irracionalmente lo proponen), no obstante, el deceso de uno de los más grandes jugadores del balompié colombiano nos debe dar una gran lección y reflexión en relación al desprecio que se puede llegar a tener por un deportista. Entre chiste y chanza cualquier cosa puede suceder en el país del sagrado corazón donde los índices de violencia se han mantenido en un mismo rango hace 50 años, y sin esperarlo algún descerebrado fanático puede actuar llevado por los comentarios de desprecio en contra de Stefan Medina.

Infortunadamente cada vez que juega la selección Colombia ruego para que Medina no pise la cancha y sea titular con la Selección, y no precisamente por dudar de sus capacidades y aportes al equipo, por el contrario, rechazo su participación en el combinado patrio por los constantes y bullosas irreverencias de los hinchas en contra de él.

Colombia se encuentra en un momento histórico en donde se avecina una refrendación del acuerdo de paz entre el Gobierno nacional y la guerrilla de las FARC, situación que nos exige un compromiso de paz y tolerancia frente a los retos que propone este acuerdo. Mientras el país no esté preparado para brindar su apoyo y respeto a un joven deportista que no le hace ningún daño a nadie jugando al fútbol, no estaremos nunca preparados para aceptar los retos y sacrificios que la verdadera paz necesita.

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