El nivel de terror que se vive al interior de la sala de cine mientras se proyecta No Respires es uno que asfixia, que de hecho no te deja tomar aire, aun cuando te advierta desde muy al principio que si quieres sobrevivir más minutos no debes de respirar. Como público también estamos a merced del diablo, de una manera masoquista y gozosa. Cualquier sonido, así sea el más fino, le va a revelar al monstruo de nuestra historia la ubicación exacta de quienes lo intentan perjudicar.
La película es un filme negro en su totalidad, no hay héroes, todos son villanos, todos son viles. Tres ladrones amateur se meten a la casa de un ciego subvalorando su capacidad de ubicación y sin llegar a adivinar que al que creían ratón, en realidad es un gato. Stephen Lang se come la película a mordiscos. Desde la versión de Perfume de Mujer protagonizada por Al Pacino, no había existido un personaje ciego tan tenaz, tan tremendo como el hombre ciego de esta película magistral. Sabio y sagaz en el lado perverso de las virtudes.
Son tan solo 5 personajes, 5 odiosos encerrados en el mismo infierno al interior de un Detroit desesperanzador. Una mujer ennoviada con un ladrón abusador y el compañero de ellos, eternamente enamorado de esta muchacha y a quien lo usan para acceder a las casas que quieren asaltar. El hombre ciego parece un sabueso, ha perdido la vista por cuenta de una esquirla de una granada en una de esas guerras míseras estadounidenses que convierten a los asesinos en mártires. El lazarillo de este monstruo sagaz es un rottweiler, una peligrosa mezcla entre el perro de La Profecía y de Cujo, el clásico de Lewis Teague basada en la novela de Stephen King. Hay ecos tremendos también con Alien 3 de Fincher y con Gone Girl del mismo director.
Es un juego complicado y algo perverso el tener que asumir posiciones cuando ambas partes de este tablero de la muerte son moralmente cuestionables. Como reza una frase de la película ¨que sea ciego no significa que sea un santo¨. Nuestra víctima es el equivalente del Christoph Waltz de Tarantino para el maestro del género Fede Álvarez, un uruguayo que redefinió las reglas de un remake con su versión de Evil Dead. Sam Raimi produce esta joya.
Pedro Luque, director de fotografía de No Respires nos contestó algunas preguntas apasionadas sobre este gozo cinéfilo y muy seguramente, en un futuro cercano, película de culto de Fede Álvarez.
Don't Breath es una película con fuertes ecos a David Fincher con Panic Room, a Alien 3 o a Cujo de Lewis Teague. ¿Cuáles fueron tus referentes como director de fotografía?
P.L. Exactamente David Fincher fue un referente muy importante de la película. No sólo con Panic Room, sino también con The Girl with the Dragon Tattoo. Pero también nos referenciamos en Prisoners, y hasta en Se7en.
El cine de terror en Hollywood ha encontrado su salvación gracias a directores de otras latitudes. El ejemplo más claro es el malayo James Wan, el francés Alexandre Aja y el Uruguayo Fede Álvarez. ¿Debería Hollywood abrir más sus brazos y confiar en la óptica de otros realizadores para mejorar la calidad de sus películas de terror?
Yo creo que en la industria norteamericana siempre se le dio cabida a talentos de todo el mundo. Es como un gran calderón donde se mezcla todo, y creo que la industria en sí no tiene ninguna vergüenza en ir a buscar directamente a los que piensa que se destacan. Le pasó a Fede Álvarez y le pasó a Neill Blomkamp (Sector 9), de la época youtube, también a Andy Muschietti. Y toda la generación de cineastas mexicanos que hay ahora, que sin dudas son de los mejores a todo nivel. Y más atrás en el tiempo también hay gente de todas las nacionalidades. Creo que a veces los realizadores que venimos de otros modelos, corremos con ciertas ventajas porque hacemos las cosas de otra manera, sin manierismos y trabas que existen en algunos niveles de esta industria. También el gusto del público cambia constantemente y siempre hay una avidez por lo nuevo, por lo tanto siempre se buscan artistas nuevos, con visiones distintas, con propuestas nuevas, lo cual te lleva también a mirar lo que haces con otros ojos, y empujar el filmmaking hacia adelante.
Si bien Don't Breath es lo que es por esa gran suma de talentos entre el director Fede Alvarez, Stephen Lang y el resto del corto pero nutrido reparto ¿Podría considerarse que tu mayor logro como director de fotografía fue el de lograr un ambiente claustrofóbico y de ceguera absoluta?
P.L. Yo creo que el mayor logro es acompañar la narrativa de una manera clara y expresiva, ayudando a contar la historia con la mayor cantidad de metáforas visuales e ideas que aporten, y también lograr que el público no se aburra, viva la película como si estuviera adentro y sobre todo se olvide que la fotografía existe - simplemente estén presentes mientras viven la historia de estas personas entrando a un ambiente desconocido.
De Gustavo Hernández con La Casa Muda, pasando por el ABC de la muerte 2 y llegando a No Respires de Fede Álvarez. ¿Cuál consideras ha sido tu evolución como director de fotografía con el paso del tiempo?
Bueno, he evolucionado mucho en todo sentido, por suerte. Lo más importante es que nunca quedo del todo conforme, es un poco una maldición y un poco una bendición, me impulsa a nunca parar de analizar y juzgar mi propio trabajo. Sobre todo he aprendido que es muy importante la consistencia, y el trabajo con la gente, generar un buen clima, disfrutar y arriesgarse.
¿35 milímetros o cine digital? ¿Cuál es tu formato preferido como director de fotografía?
P.L. Ahora, lo digital. A pesar de que en mi vida uso el 35mm casi exclusivamente para mis fotos, nunca pude filmar un largo en cine. Soy de la época digital, usé todas las cámaras, la Sony F900, la RED One, las Canon, la Alexa. Hoy día me siento muy cómodo trabajando con Alexa, creo que las posibilidades expresivas de la fotografía se ampliaron, y podemos hacer cosas que antes eran imposibles. Ojo, la cámara no filma la película sola! Creo que se puede hacer una película buena con cualquier cámara - y una mala también.
Todo se basa en el no ver. Mientras nadie ve, más nuestro villano tomaba fuerza por sobre los otros villanos. ¿Cómo hacer la dirección de fotografía de una película sobre el no ver, sobre la oscuridad y la ceguera?
P.L. Lo bueno es que no se necesitaba a oscuridad total, porque la oscuridad, la no certeza visual, la da el propio veterano de guerra. Es él el que no ve, por lo tanto no tenía que esconder a nadie en la oscuridad. El juego de lo que se ve y lo que no, es muy importante, pero en general en la película, siempre se ve, inclusive hasta cuando no hay luz!
¿De qué lado estabas, en el de Stephen Lang o en el de los 3 ladrones? ¿Cuál fue tu villano, cual fue tu héroe?
P.L. Para mí lo más importante, una de las cosas que más me gustaron de este guion es precisamente la poca claridad moral que el director / escritor (es) dicta sobre los personajes. No están preestablecidos como buenos y malos, sino simplemente son humanos. Cada uno tiene sus razones e intenta llevar las cosas para el lado que necesita. Y el cambio de bandos que nos obliga a tomar la película, las disquisiciones morales a las que nos enfrenta, enriquecen la experiencia como espectador, lo cual es brillante. Igual no dejo de estremecerme con el hombre ciego. ¡Me toca el corazón!
@ivanprensacine