Quienes suscribimos la siguiente carta, miembros de la comunidad académica de la ciudad de Cartagena, exponemos públicamente algunas de las razones para votar Sí en el plebiscito de los acuerdos entre la insurgencia y el Estado colombiano, y por una paz estable y duradera.
- Cuando vamos a votar Sí en el plebiscito, estamos considerando necesario que la sociedad colombiana pueda superar de manera definitiva los casi sesenta años de confrontación militar entre el Estado y la insurgencia, cuyos únicos resultados han sido la destrucción del tejido social, despojo y desarraigo de los grupos de población más vulnerables: comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes. Más de cuatro millones de desplazados, y alrededor de ocho millones de víctimas, según estadísticas de las cifras oficiales. Destrucción de la infraestructura económica del país y el ingente empleo de recursos económicos para el sostenimiento de la guerra interna, cuyo presupuesto históricamente ha constituido el mayor gasto del erario público.
- Entendemos que un proceso de paz implica concesiones mutuas entre las partes, en este caso el abandono por parte de la insurgencia (FARC) de cualquier pretensión de tomarse el poder a través de las armas, su reincorporación a la vida civil y la transformación de organización político-militar a movimiento estrictamente de carácter político. De parte del Estado Colombiano: la existencia de penas alternativas para los delitos cometidos por los miembros de la guerrillas, la ampliación de los espacios de participación política, así como el desarrollo en general de políticas dirigidas a subsanar las causas que han dado origen al conflicto social y armado, entre otras.
- Si bien no es un proceso perfecto, y existen razones para desconfiar y considerar que lo acordado por las partes no garantiza una justicia según los parámetros de la jurisdicción común, el acuerdo integra diversos aspectos: victimas, fuerzas armadas, elementos de verdad, reparación, justicia y no repetición, que no habían sido incorporados en anteriores procesos de paz nacionales e internacionales, y que hacen que éste sea considerado por instituciones como la ONU y expertos en temas de paz, como un referente a tener en cuenta para la resolución de otros conflictos internacionales.
- Consideramos que si bien este proceso significa la terminación de uno de los conflictos armados más antiguos del continente, una paz sustantiva dependerá principalmente de las transformaciones sociales y económicas que permitan superar los altos niveles de desigualdad social, la pobreza, la inequitativa distribución de la tierra y del ingreso, la transformación de nuestras instituciones políticas que contribuya a generar espacios de participación a diversos sectores sociales. Así como el desarrollo de nuevos imaginarios dentro de la cultura del ciudadano colombiano, que hagan posible la convivencia, la solución pacífica y dialogada de los conflictos, el respeto e interiorización de la ley y el desarrollo de un ethos de lo público.
- Una nueva Colombia, anhelo profundo de la inmensa mayoría de Colombianos, supone igualmente una lucha frontal del Estado contra la corrupción, mayor seguridad en la zonas rurales y urbanas, relaciones cívicas y armónicas entre las autoridades legalmente constituidas y la ciudadanía, superación de formas punitivas de justicia, así como la garantía para el ejercicio del disenso y la oposición.
- Consideramos que las víctimas directas de la violencia: secuestrados, mutilados en la guerra, desaparecidos, desplazados y personas que han padecido la muerte de sus familiares en estos años de confrontación armada, han dado un claro ejemplo de perdón y reconciliación. Tenemos la mayoría de colombianos que vivimos en las áreas urbanas del país, y que no hemos sufrido la violencia en forma directa (como la ha padecido la población rural), una gran responsabilidad con las presentes y futuras de generaciones para que puedan vivir en un país en paz.
De manera respetuosa damos a conocer a la opinión pública las razones expuestas e invitamos a apoyar el Sí en el plebiscito.
Firmado,
Harold Valencia López- Profesor Universidad de Cartagena
Claudia Ayola. Psicologa. Columnista y defensora de derechos humanos.
Pablo Abitbol. Profesor Universidad Tecnológica de Bolívar.
Rómulo Bustos Aguirre. Profesor Universidad de Cartagena.
Sergio Paolo Solano. Profesor Universidad de Cartagena.
Luis Zúñiga Herazo- Profesor Universidad de Cartagena
Angélica Montes. Profesora Universidad Paris 13, Francia y directora del GRECOL
Asdrúbal Recuero Marrugo. Profesor Escuela Superior de Administración Pública-Cartagena.
William Cueto. Profesor Tecnológico de Comfenalco y Gestor cultural.
Luis Eduardo Pérez. Profesor Universidad de Cartagena.
John Jairo Junieles. Profesor Departamento de Literatura Universidad Javeriana. Escritor y periodista.
Muriel Del Rosario Vanegas Beltrán. Profesora Universidad de Cartagena-Instituto de estudios del Caribe.
Ingrid Silva Arroyo. Profesora Universidad Tecnológica de Bolívar.
Marcela Inés Lora Díaz. Profesora Universidad de San Buenaventura- Cartagena.
Carmen Ana Casseres Henry. Profesora Universidad Tecnológica de Bolívar.
Cielo Puello Sarabia. Profesora Universidad Tecnológica de Bolívar.
Vladimir Urueta. Profesor Universidad de Cartagena
Danilo de la Hoz. Profesor Universidad de Cartagena.
Gabriel Eduardo Vargas Duque. Profesor Universidad de Cartagena.
Oleg Vásquez Arrieta. Profesor Universidad Rafael Núñez.
Alexander López Causado. Profesor Universidad de Cartagena.
Lazaro Valdelamar. Profesor Universidad de Cartagena.
Rafael Acevedo Puello. Profesor Universidad de Cartagena.
Fredy Ávila Domínguez- Profesor Universidad de Cartagena
Estela Simancas Mendoza. Profesora Universidad de Cartagena.
Rafael Enrique Gonzales Vizcaíno. Profesor Escuela Superior de Administración Pública-Cartagena.
Nancy Correa. Profesora Universidad de Cartagena.
Orlando Deavila Pertuz. Candidato a Doctor en Historia. University of Connecticut.
Lena Morón. Profesora Universidad de Cartagena.
Juan Diego Morales. Profesor Universidad de Cartagena.