En los últimos días asesinaron en Tumaco a Camilo Roberto Taicus Bisbicus, líder indígena del Pueblo Awá en el departamento de Nariño y un activo dirigente que venía ayudando al proceso político y de resistencia de la Unidad Indígena del Pueblo Awá (Unipa).
Hasta el pasado viernes (momento de su muerte), Taicus se desempeñaba como orientador del centro educativo de la comunidad a la que pertenecía, El Hojal la Turbia.
“Fue asesinado por sicarios que lo interceptaron cuando se encontraba regresando a su resguardo”, afirmó Francisco Javier Cortés, coordinador de la Unipa.
Ahora, Luis González, vocero de fiscalías, en rueda de prensa, afirma que se trató de un atraco y no de un acto político. No obstante, cuando un periodista de CM& le preguntó si podría tratarse de grupos ilegales recuperando el territorio que van dejando las FARC el señor González respondió con una mirada rellena de cinismo: gracias.
Pero lo que más preocupa es que, el de Taicus, no se trata de un hecho aislado. En Ciénaga de Oro, Córdoba tres hombres también asesinaron recientemente a un líder indígena que luchaba por los derechos humanos. ¿También lo atracaron?
Señores del Gobierno, la “paz” que tanto pregonan no se trata simplemente de que las FARC se desmovilicen, ya que ellas y ellos están cumpliendo con su parte, también debe haber garantías por parte de las Fuerzas Armadas de garantizar el bienestar y seguridad de los indígenas y campesinos colombianos, en eso consiste la soberanía de un país (entre otras cosas). Si tanto les molesta que les digan que son un Estado fallido, pues demuestren lo contrario, pero no con palabras vacías, sino con lo que de verdad habla, hechos.
Especialmente, cuando comienzan a confirmarse los temores que se esbozaban como una sombra siniestra ante la pregunta ¿y ahora que se desmovilizan, qué va a pasar con las poblaciones y el territorio que antes controlaban las FARC?