No vamos para una Nueva Colombia, sino que los cabecillas de las Farc se convertirán a futuro en una nueva oligarquía. En las 297 páginas del acuerdo final que se dieron a conocer en las negociaciones de La Habana, aparecen una enorme cantidad de organismos burocráticos de las cuales las Farc harán parte. Porque si en el Caguán, la guerrilla le exigía al presidente Andrés Pastrana cogobernar pidiéndole por lo menos el 50% de los cargos del Estado, con lo firmado en Cuba prácticamente el grupo armado se coloca muy cerca de la toma del poder total.
Hay que aclarar que el término oligarquía, básicamente se le aplica al sector improductivo y clientelista de la sociedad que parasita con el manejo del Estado, que es diferente a la burguesía que es el grupo acaudalado y productivo dentro de esa misma sociedad. Por eso, se podría decir que la oligarquía no tiene identidad ideológica propia, y la vemos actuando en la democracia liberal como también en los regímenes comunistas totalitarios casos del chavismo en Venezuela, el castrismo en Cuba, la monarquía Kim en Norcorea y la camarilla marxista en China.
La nueva oligarquía que constituirán los jefes de las Farc al amparo de los acuerdos, tendrá muchas ventajas económicas y políticas, gozando el partido que crearan de enormes privilegios por encima de los demás partidos y grupos que han estado en la legalidad, pues no solo el Estado le financiara su centro de pensamiento, sino que las Farc se convertirán en un poder mediático y expresamente ningún medio de comunicación lo podrá superar, ya que contara con el respaldo sumiso del establecimiento.
Con los acuerdos de La Habana, las Farc tendrán poderes omnímodos y gozarán de intocabilidad ideológica porque se crea el delito de opinión, con el pretexto de perseguir a las organizaciones denominadas como sucesoras del paramilitarismo (hay que saber quién les va a dar esa denominación), ya que, por ahora, solo conocemos a las Bacrim. Pero cuando se implementen los acuerdos las Farc utilizando un organismo que se llamará Comisión Nacional de Garantías de Seguridad, de la cual hará parte desde luego esa narcoguerrilla, se podrá perseguir con la complacencia del Estado a sus enemigos políticos e ideológicos.
El movimiento sindical ha sido víctima de miles de crímenes por parte de los actores armados, en donde la guerrilla comunista tiene un alto porcentaje de responsabilidad. Fue desconocido en las 297 páginas del acuerdo final entre el gobierno y las Farc, pues, como por arte de magia, hacen desaparecer al sindicalismo, del que perfectamente se puede decir que tiene un importante poder de convocatoria y movilización, y que está constituido por organizaciones muy importantes en el país.
Sin embargo, ni para la guerrilla, ni para el gobierno, existe el sindicalismo en el acuerdo, y únicamente en la página 72 del documento una sola vez aparece con la palabra sindicatos, como una simple entidad social que hará parte de un organismo conocido con el nombre de Pacto Político Nacional y desde las regiones.
El menosprecio de la guerrilla de las Farc al sindicalismo, se debe a que el mamertismo comunista ha perdido influencia en ese sector, quedándole poco del activo sindical. Por esta razón buscarán, con sus aparatos y creando otros, seguir desconociendo al movimiento obrero. Además, no se explica cómo el gobierno de Santos, que alardea con el Dialogo Social y con el respaldo a las organizaciones de la Sociedad Civil se haya prestado para ignorar a los sindicatos en el documento final, sabiendo que han sido víctimas históricas del conflicto.
El Ejecutivo puede expedir toda la cantidad de decretos que quiera mencionando la reparación del sindicalismo, pero los acuerdos de La Habana, si son aprobados en el Plebiscito, entrarían prácticamente a ser parte del bloque de constitucionalidad o pacto supra-constitucional, que estará por encima de los decretos del gobierno a favor de la reparación sindical, los cuales quedarían en un segundo plano, prácticamente como letra muerta, porque el desconocimiento del sindicalismo en el acuerdo final de La Habana fue inconmensurable.
Como lo dijimos anteriormente cualquier oligarquía se caracteriza por ser parasitaria, y en el caso de las Farc no será la excepción. Por ello, la difícil situación económica que vive el país se empeorará con los nuevos entes burocráticos creados en el acuerdo final, lo que llevará en los próximos años a más impuestos, endeudamiento y Reformas Tributarias, comenzando con la que presentará el gobierno al Congreso en el mes de octubre después del plebiscito. Por ello, para votar el próximo 2 de octubre, la ciudadanía debe saber primero que todo ¿Cuánto valen los acuerdos de La Habana? Porque mantener a la nueva oligarquía marxista leninista de las Farc, no será nada fácil.