Esta semana en Oslo, Noruega, iniciaron los diálogos de paz que pretenden poner fin a uno de los conflictos más largos de la historia. El presidente Rodrigo Duterte, quien asumió el cargo el pasado 30 de Junio estableció entre sus prioridades acordar la paz con los rebeldes de su país. “En el gobierno filipino hemos impuesto un calendario de 9 a 12 meses para llevar a cabo el acuerdo de paz”, declaró a la prensa Silvestre Bello, jefe de la delegación gubernamental.
En los pocos días de mandato, Duterte ha sido cuestionado y a la vez efectivo en la lucha que libra su país contra las drogas. De igual manera mostró interés en firmar la paz con los rebeldes y manifestó que pueden hacer una coalición importante que beneficie al país. Es tan así, que hace un mes, el presidente decretó un cese unilateral al fuego contra las guerrillas comunistas del Frente Democrático y el Nuevo Ejército del pueblo. Esto con miras a mostrar disponibilidad en unos diálogos que están a punto de iniciar.
En el plazo estimado por el gobierno, los bandos pretenden decretar un alto al fuego permanente, amnistía para los presos políticos, reformas sociales, constitucionales y económicas. La mesa para los diálogos está lista a las afueras de un hotel en el país noruego.
El frente Democrático de Filipinas o Partido Comunista de las Filipinas fue fundado en diciembre de 1968, desde entonces encarna una guerra ideológica contra el gobierno. Su brazo armando es el Nuevo Ejército del Pueblo, grupo que también hace parte de los diálogos actuales. La guerra que se ha librado contra este grupo cobró la vida de más de 30.000 personas a lo largo del conflicto. Los diálogos se reanudan tras el intento fallido de 2013, cuando el entonces presidente al mando, Benigno Aquino se negó a excarcelar a un grupo de negociadores comunistas. Además, el ex mandatario alegó falta de compromiso por parte del grupo rebelde.
“Estoy de acuerdo con los diálogos entre los rebeldes y el gobierno. Estos tienen los mismos objetivos, básicamente quieren el bien común de las personas. El objetivo de los rebeldes es que se use bien el dinero en este país, quieren reducir la corrupción a cero. Creo que si todo sale bien el más beneficiado será Filipinas y su gente. Además, no tengo ningún problema con la participación política de este grupo, tienen buenas ideas y son muy inteligentes”, manifestó Wilfredo Sereño Relloso I, especialista en política y habitante de Manila.
Este, como muchos acuerdos, no será nada fácil. Duterte es un político curtido y formado para acabar con los criminales, pese a esto, ha mostrado interés por evitar el derramamiento de sangre producto de la lucha con este grupo armado. El mandatario deberá tener paciencia y mostrar prudencia en los diálogos, algo que no lo caracteriza, pero será necesario para no seguir posponiendo un acuerdo pendiente por más de 30 años.
“Existen dos grupos que quieren llegar a la paz, dentro de la sociedad civil hay críticos que quieren generar polémica porque no quieren que se firme la paz. Sin embargo, es importante que se mantenga un grado de confidencialidad para lograr avances. Además, ambas partes deben continuar con las medidas de fomento de la confianza. Se debe tener cuidado en no volver a la violencia. Los dos bandos se pueden ayudar mutuamente para hacer de este, un acuerdo fuerte”, señaló Miriam Coronel Ferrer, política filipina y jefa de la mesa negociadora de paz del gobierno con el frente guerrillero Moro Islámico.
Además, la ex jefa negociadora añadió que la firma de paz ofrece una oportunidad única para construir formas en la participación de los rebeldes. Señaló que estos diálogos cierran las vías al uso de las armas. “No hay ninguna garantía de que las cosas van a funcionar, pero hay que poner todos los esfuerzos en concretar algo pronto”, concluyó la política filipina.
El más reciente acuerdo exitoso se llevó a cabo en La Habana, donde el gobierno de Colombia espera poner fin al conflicto más largo de su historia a través de un plebiscito. Por su parte, Filipinas espera bajo el mando de Duterte lograr un dialogo exitoso en esta nueva etapa con los rebeldes.
