Dice Salvatore Mancuso que la entrevista que Claudia Gurisatti le hizo a Carlos Castaño potenció ideológicamente a las Autodefensas Unidas de Colombia. Contrario al lenguaje altivo, distante y crítico que tuvo con Raúl Reyes cuando lo acribilló a preguntas en el Caguán, con el Comandante Castaño todo fue distendido, ameno y, sobre todo, cercano.
El derechismo de la directora de noticias RCN se endureció aún más cuando la columna Teófilo Forero la amenazó de muerte. Después de un breve exilio regresó al país dispuesta a servirle sin restricciones al presidente Álvaro Uribe Vélez. Ese amor hacia el líder del Centro Democrático no se ha acabado y por eso, al parecer, le molesta que sus periodistas entrevisten a Piedad Córdoba o a Iván Cepeda y cada vez que hay un invitado de izquierda aprovecha para atacarlo sin piedad.
En el noticiero del mediodía del 25 de agosto, un día después de la firma del acuerdo final, se vio el sesgo ideológico tan bravo que tiene. La Guri centró el telediario en las extorsiones de los guerrilleros, en los secuestros que han hecho e insinuaba que lo de ayer en La Habana no fue más que una farsa orquestada por el gobierno Santos. Imagino que de ahora en adelante ese va a ser el tono de Noticias RCN. En la guerra sucia que el Centro Democrático hará por el No, Gurisatti juega un papel fundamental. Es fácil desacreditar el proceso de paz. Basta con pasar las imágenes de los soldados secuestrados por las Farc tras una cerca de púas como si fueran judíos en Auschwitz, las casas destruidas por las pipetas de gas de Bojayá, a Jesús Santrich burlándose de las víctimas. La Guri, con su inagotable capacidad de trabajo, podrá ser un bastión fundamental para impulsar el No.
Lástima que la periodista no se dé cuenta de que existe una jueza implacable y justa que se llama historia. Nuestros hijos la recordarán como la persona que intentó hacerle creer al país que lo mejor es perpetuar la guerra. Lo malo es que la señora Gurisatti es tan buena en lo que hace que será una enemiga peligrosa para el sí. El incapaz Santos está aún a tiempo para seducirla y convencerla que en la nueva Colombia ella también tiene cabida. Lo debe hacer rápido el presidente porque después de ver el odio que traía las Noticias de este mediodía va a ser muy difícil que los colombianos no la escuchen y le crean que el bien supremo no es la paz sino la guerra.