El voto por el No: garantía de impunidad

El voto por el No: garantía de impunidad

"De los múltiples argumentos para votar por el No en el plebiscito, hay uno que destaca por obtuso: el que liga los Acuerdos de La Habana a la impunidad"

Por: Santiago Sánchez*
agosto 23, 2016
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El voto por el No: garantía de impunidad
Foto: Archivo elcomercio.pe

Dialogando sobre la salida negociada al conflicto armado y el avance de los acuerdos, me he encontrado con quienes se encuentran enfrentados a un presunto dilema: dicen que no quieren más guerra, pero tampoco quieren impunidad. Lamentablemente, el voto por el No implica ambas cosas, por lo que en realidad no hay ningún dilema.

Parte del problema radica en que un significativo número de defensores del voto por el No, no responden a argumentos sino a pasiones o estímulos emocionales; a dogmas, o a disciplina de partidos, incluso a una fe caudillista. Sin embargo, es a esa facción crítica de los defensores del No a quienes quiero dedicar estas líneas.

El concepto de ‘Impunidad’ ha sido utilizado en el debate público de manera tendenciosa y oscurantista. Baste reconocer que lo acordado en cuanto a amnistías e indultos, en arreglo a la Constitución Política de Colombia y al Derecho Internacional Humanitario, “únicamente permite otorgar amnistías o indultos por el delito político de rebelión y otros delitos conexos con éste”.

En el mismo sentido, se han establecido como criterios de exclusión: “No serán objeto de amnistía ni indulto, ni de tratamientos equivalentes, los delitos de lesa humanidad, el genocidio, los graves crímenes de guerra, la toma de rehenes u otra privación grave de la libertad, la tortura, las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición forzada, el acceso carnal violento y otras formas de violencia sexual, el desplazamiento forzado, además del reclutamiento de menores conforme a lo establecido en el Estatuto de Roma.

Tampoco son amnistiables o indultables los delitos comunes que carecen de relación con la rebelión.” (ABC Jurisdicción Especial para la Paz).

A su vez, quienes quieran ser sujetos de amnistías e indultos deberán pasar la “Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad y determinación de los Hechos y Conductas (SRVR)”. En caso contrario, será sujeto a sanciones ordinarias.

De esta manera, la impunidad como argumento para votar No en el plebiscito, es una falacia o, al menos, un profundo desconocimiento de los alcances de los Acuerdos. Haciendo un esfuerzo por encausar el debate, dice el constitucionalista Julio Mauricio Londoño: “en estricto sentido no es impunidad. El Estado tiene el poder de no imponer sanciones o sustituirlas. En este caso, políticamente, se decide cambiar las sanciones por otras. Lo que preocupa es que esa sustitución sea "justa". Los delitos de las Farc no quedan impunes (en teoría) sino que se sancionan de otra forma. Más baja, o diferente. No hay impunidad. El debate es si eso es "justo" o no.”

En efecto, el debate serio respecta a las percepciones, a los juicios personales sobre el alcance de las penas: si son suficientes o no, si son comparables con otros delitos (por ejemplo, robarse un caldo de gallina o con el detrimento patrimonial del Estado –corrupción-), o cómo entender la restricción de la libertad, si se trata de apartar a alguien que representa un riesgo para los demás, o si la intención es que se pudra en un hueco inmundo como parte de su castigo. Y esa es una discusión que nos confronta como sociedad a nuestros principios éticos, y a la coherencia entre los discursos y las prácticas.

En cambio, hablemos de la impunidad connatural al conflicto armado, por ejemplo de la serie de condenas en firme que no han podido ser ejecutadas porque no ha sido posible darle captura a los condenados, es decir, están impunes. En septiembre de 2015, el informe de la Fiscalía registraba 1.496 condenas en firme contra miembros de las Farc en los últimos tres años. Siendo Colombia el tercer país con mayor impunidad en el mundo, según estudio realizado por la Universidad de Puebla, asumir un proceso de justicia transicional es una verdadera oportunidad para el fortalecimiento del sistema de justicia en el país, y de una institucionalidad pública capaz de dar trámite democrático a las conflictividades sociales.

De tal manera, si su pretensión es que no haya impunidad, lo coherente sería votar por el Si. Ahora bien, si aún persiste en votar por el No, entonces cambie de argumento. La auténtica impunidad es el voto por el No.

*Coordinador Construcción de Conocimiento en la Redprodepaz

 

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