Degustar una taja helada de piña caqueteña, es degustar un mágico manjar único en el mundo por su dulzura sin igual, la suave textura de su fibra y ese sabor que solo puede darnos la magia de la denominada piña india, piña morada o piña crespa, que solo se da en El Caquetá y que en época de cosecha inunda los hogares de la región, en donde las amas de casa la sirven por rodajas, helada, en mermelada, en postres especiales y nunca en jugo porque, como dicen ellas, "en el jugo se desperdicia la delicia de su sabor sin igual".
En un gran porcentaje de las fincas del Caquetá, los campesinos tienen un pedacito de tierra dedicado al cultivo de la piña india, piña morada o piña crespa, variedades de esta deliciosa fruta que solo en esta parte del país tienen un sabor sin igual y que se constituye en la fruta por excelencia de la región, que se aprovecha principalmente en su forma natural, en postres, dulces y en el masato y la chicha que se hace con su cáscara, bebidas que los caqueteños aprecian enormemente.
Por eso, cuando llegan forasteros a la región, especialmente cuando llegan personalidades del orden nacional e internacional, no falta en la mesa el plato de piña india que consumen con verdaderas muestra de agrado y que buscan llevar hasta sus sitios de origen, para que la puedan degustar sus familiares y allegados.
Y cuando alguien de la región viaja al interior del país, el regalo de piñas indias ha reemplazado el tradicional plátano caqueteño, posicionando poco a poco esa delicia increíble en muchos hogares colombianos y a su vez generando expectativas de lo que podría ser su comercialización a nivel nacional e internacional.
La magia de la piña caqueteña, esa miel delicada que la Amazonía le regala al mundo, espera continuar alegrando los hogares, deleitando a propios y extraños y, ante todo, espera seguir reproduciéndose en cantidades como lo hace, de forma natural, sin químicos de ninguna especie y sin ningún tipo de contaminación producida por la política extractiva que está destruyendo el país.