Mientras se mece en una hamaca y le da amplias caladas a su pipa electrónica, Linda de’ Nobili, ––de visita al resguardo indígena Burujón o La Unión - San Bernardo, de la etnia Wounaan, ubicado en el municipio Litoral del San Juan, Chocó, en límites con Valle del Cauca–– cuenta la historia de su pasión por la fotografía y de cómo pasó de registrar el lado b de los mercados, las festividades religiosas y el teatro en su tierra natal, a viajar por el mundo con el objetivo de captar con su cámara la diversidad humana.
Nacida en 1956 en Pavía, al norte de Italia, pero criada en Roma y de profesión psicoterapeuta, de’ Nobili, desmotivada por ejercer la carrera durante 12 años y con ganas de darle un giro a su vida, elige en 1996 las imágenes fijas como medio para expresar las historias que están en la oscuridad, “para mostrar la oposición, los fracasos, los conflictos sobre la que se erigen las imágenes estereotipadas”.
Durante años trabaja como fotógrafa para la Biblioteca de Roma, el Ministerio de Bienes y Actividades Culturales, Amnistía Internacional, entre otras instituciones gubernamentales.
Pero a partir de 2007 empieza a viajar y a conocer culturas diferentes y capturarlas con la lente de su cámara y, aunque dichas experiencias le traen grandes enseñanzas, Linda comprende que sus fotografías, además de quizá conmover a los posibles espectadores, podrían obtener premios para invertirlos en proyectos sociales.
Si bien su altruista propuesta eventualmente le permitiría mejorar las condiciones de vida de las comunidades retratadas, el ganar premios fotográficos en un medio tan competitivo como el europeo no es fácil.
En un principio recurre a “fiestas solidarias”, donde por medio de la venta de algunas de sus postales, di’ Nobili recaudaba dinero para hacer un poco de inversión social y continuar con sus excursiones. Para entonces, 2007, ya había visitado México y Senegal.
En 2008 visita la República de Benín, al oeste de África y retrata las duras condiciones de vida de algunas tribus aisladas; allí se afianza en su postura que la fotografía es a la vez una necesidad y un desafío que le permite exponer los puntos de vista ocultos para la sociedad de consumo.
Regresa a Benín en 2010 para registrar la cultura vudú, para capturar "la esencia y el sentido de lo sagrado, el significado del sacrificio realizado de acuerdo con el ritual". En 2011 viaja a Etiopía y retrata en Ukli Bula, la ceremonia conocida como el salto del toro, donde los locales juntan varios semovientes para que los más osados guerreros salten sobre sus lomos en un ritual centenario.
Con el dinero obtenido con las postales, logra que en estos lugares se construya un pozo para la extracción de agua y la compra de tierras para el cultivo.
Su pasión por la cultura africana la lleva en 2012 por tercera vez a Benín, en esta ocasión para fotografiar a la asociación de mujeres de la escuela de formación en peluquería y sastrería, con quienes logra fundar un banco de microcrédito que les permite acceder a dinero para iniciar pequeños negocios.
A Linda le place ayudar y a pesar de que no logra ganar un premio, continúa financiando sus proyectos sociales con la ayuda de la venta de algunos libros de sus trabajos fotográficos y con las postales de sus “fiestas solidarias”.
Tras muchos años de participar en concursos fotográficos sin mucho éxito, salvo algunos segundos puestos o menciones especiales, Linda logra en 2015 ganar por primera vez el concurso de fotografía B&W Child, en la categoría “Documentary and Street” con su foto titulada “A Little Girl in the Bathroom”, realizada en Birmania y donde muestra a una niña que, en medio de las dificultades por obtener agua, se intenta duchar en una húmeda trastienda. El dinero obtenido fue invertido para mejorar el saneamiento básico de la zona.
Durante su permanencia en Colombia, además de visitar el resguardo Wounaan en Chocó, de’ Nobili presencia los procesos campesinos auto-sostenibles de las mujeres cafeteras de Córdoba, en Quindío; la Asociación de Mujeres del Chontaduro en Cali y, asiste a los Festivales de música Petronio Álvarez y Bandola, en Sevilla.
Linda de’ Nobili, a pesar de sus problemas de visión que le dificultan fotografiar, promete, de ganarse un premio con alguna de las postales de los indígenas Wounaan, que el dinero será destinado para que esta aislada y olvidada comunidad pueda comprar la máquina que les permita extraer el aceite de palma táparo que desde hace años dejaron de extraer y el cual ahora deben comprar.
“Me gusta fotografiar lo que es diverso en el mundo, las historias de vida ocultas y dignas de mostrar, las que registren situaciones conmovedoras, pero sin vulnerar la dignidad de la personas, ni de su cultura”, dice de’ Nobili mientras le da otra calada a su pipa y mira el lluvioso atardecer chocoano.
(Para conocer más acerca del trabajo de Linda de’ Nobili, visite www.lindadenobili.com)
@adolfoflorezg