El 18 de octubre del 2013, el entonces obispo de la diócesis Mocoa, Sibundoy, Luis Alberto Mora, denunció que la guerrilla de las Farc había vetado la presencia de varios de sus sacerdotes en la zona norte del departamento en límites con el departamento del Caquetá, obligándolos a salir, y en algunos poblados se prohibió que se oficiaran misas y muchos menos se hiciera evangelización de la palabra de Dios.
Mediante panfletos amenazantes, el entonces obispo Parra Mora, tuvo que trasladar a seis de sus sacerdotes que hacían presencia en la región de Mayoyoque, zona de alta incidencia de las Farc. Pero no solamente a los sacerdotes de la diócesis se les prohibía su presencia en la zona, sino a pastores de las iglesias protestantes.
En su momento, el comunicado de las Farc era contundente contra los religiosos, donde se les advertía que no podían ejercer los oficios religiosos e inclusive debían de cerrar las puertas de las capillas
Tres años después y a pocos días de firmarse el acuerdo de paz entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc, el actual obispo de la diócesis Mocoa-Sibundoy, monseñor Luis Albeiro Maldonado, anunció con mucho entusiasmo que luego de una visita de varios días a la región norte del departamento, se le informó que la presencia de los curas, los oficios religiosos y la evangelización de la palabra de Dios, podía realizarse sin ningún tipo de restricción ni temores.
Hoy de nuevo las campanas de las iglesias vuelven a repicar en la región selvática del norte del Putumayo, y la evangelización de la palabra de Dios a sus habitantes.